Caso 8: ¿Dónde está?
_ Condenaron a Zarasola a la
máxima de 25 años de prisión perpetua por los homicidios de Dunken, Scoti y el
del abogado último éste que mató_ comentaba Fontán haciendo un esfuerzo por recordar
el nombre de la última víctima.
_ Qué generosa que es la Justicia
con los criminales_ replicó resentida, Ailen Ezcurra.
_ Vos sabés cómo es esto. Y
lamentablemente, nosotros no disponemos del poder necesario para cambiar las
reglas de juego del sistema.
_ ¿Se sabe algo del nuevo
forense?_ interpuso Ivonne Fraga con cordialidad.
Ailen le dirigió una mirada que
escudriñaba las verdaderas intenciones que se camuflaban detrás de ésa solemne frase.
_ Ni lo conocés y ya te le querés
tirar un lance, ¿no, guacha?_ le dijo con una sonrisa de oreja a oreja y
sacudiéndole el brazo.
_ Soñás, querida.
Hipólito Laberna irrumpió con
violencia.
_ Déjense de hinchar con el nuevo
forense_ dijo gruñendo._ Tenemos trabajo y requieren nuestro asesoramiento.
Secuestraron a un bebé de su propia casa. Vamos, muevan el culo. ¡Vamos!
Media hora después, todo el
equipo estaba en la casa donde se había producido el hecho. Era un pequeño
inmueble emplazado dentro de un country cerrado en Villa Rosa. Cuando las
detectives junto al resto del equipo arribaron a la escena, Criminalística ya
estaba procesando las evidencias y haciendo las pericias pertinentes sobre
ellas. Ivonne Fraga se acercó hasta un oficial que estaba custodiando la puerta
de ingreso a la casa.
_ Detective Fraga, Policía
Federal_ se presentó ante el oficial, exhibiendo su insignia._ ¿Qué es lo que
averiguaron hasta el momento?
_ Cabo Primero, Pablo Di Vargas,
Policía Local_ respondió aquél al saludo formal de la detective._ No mucho. La
criatura desaparecida se llama Iván Monsalvo, un bebé de seis meses de edad,
hijo de Alina Bianco y Rodrigo Monsalvo. El padre trabaja en las oficinas de un
correo zonal, es el director ejecutivo de la empresa. Según su testimonio,
habitualmente llega de trabajar a las nueve de la noche. Pero ayer se quedó hasta
más tarde a adelantar trabajo atrasado de meses atrás.
_ ¿Decidió quedarse hasta más
tarde ahí en el momento o lo había programado con anticipación?
_ Nos dijo que fue una decisión
de momento.
_ ¿Fue el último en retirarse de
la oficina, entonces?
_ Así parece, señora.
_ ¿Algún otro empleado se quedó
por fuera de su horario laboral o todos se fueron cuando les correspondía?
_ Todos se retiraron a horario.
_ ¿No notó nada por fuera de lo
habitual estos últimos días? ¿No vio movimientos extraños en el barrio, algún
vehículo en actitud sospechosa, alguien que le haya hecho algún comentario que
haya despertado en el señor Monsalvo alguna inquietud sobre un posible daño a
futuro?
_ Le recalcamos eso durante toda
la entrevista, pero su negación al respecto fue contundente e insoslayable.
_ Lo que significa que no sospecha
de nadie.
_ Evidentemente, no.
_ Prosiga con los hechos,
oficial. ¿Qué pasó después?
_ El señor Monsalvo llegó de
trabajar alrededor de las 23:45 de anoche y encontró la puerta de entrada
abierta de par en par.
_ ¿La cerradura estaba forzada?
_ No, señora. La puerta está todo
el día sin llave. Todos en este country se conocen y no hay razón alguna para
que los vecinos desconfíen entre ellos. Traban la puerta solamente de noche
cuando se van a dormir. Pero durante el día, es como le comenté recién.
_ Todas las puertas están sin
llave, menos a la noche... Interesante.
_ Confianza ciega en el personal
de seguridad.
_ Por el momento, pudo ser algún
vecino. Además, todos conocían a la criatura.
_ No descartamos nada. Por eso,
hay gente requisando cada una de las locaciones para ver si encuentran algo.
_ Perfecto. ¿Qué hizo Monsalvo
cuando encontró la puerta abierta de su casa?
_ No le pareció raro puesto que
consideró que pudo ser acción del viento que la abrió involuntariamente. Fue a
su cuarto y su esposa, Alina Bianco, estaba profundamente dormida. Después se
dirigió al cuarto del bebé y descubrió su desaparición. La despertó a la mujer
y dieron aviso a la Policía.
_ No entiendo porqué supuso que
la puerta se abrió sola si a la noche le ponen trabas.
_ Dijo que su esposa es bastante
distraída y que a veces se olvida de cerrarla.
_ Gracias, oficial._ Pero Ivonne
Fraga se mostraba poco convencida con este último dato.
Por otra parte, Ailen Ezcurra
estaba a solas en la sala principal de la casa con la mamá del bebé, Alina
Bianco. La mujer estaba terriblemente angustiada y la detective no paraba de
contenerla en todo momento.
_ Sé lo que siente_ le dijo
Ezcurra a la señora Bianco, conmovida._ Haremos esto lo más ameno posible.
_ ¿Usted tiene hijos?_ la increpó
Alina Bianco, resueltamente._ ¿Alguna vez le pasó algo así con alguno de ellos?
_ No, no tengo hijos. Pero perdí
a un ser querido en circunstancias similares_ respondió la detective de la
forma más amable y cordial que pudo.
_ Pero no fue un hijo. Y un hijo
no se compara con ninguna otra cosa en el mundo.
_ ¿Sabe por qué estudié para
policía y por qué hice todos los cursos pertinentes para ser detective?
Alina sólo la miró con desconsuelo
sin decir ni una sola palabra.
_ Porque hace tres años mi madre desapareció_
continuó Ezcurra._ Hablé por teléfono con ella unas horas antes y todo estaba
bien. Y cuando ésa noche llegué a mi casa, no estaba. Se fue sin decir adónde.
Pero mi madre no se comportaba así jamás. Alguien se la llevó sin que nadie
viera nada. Todas sus cosas estaban en su lugar y la casa en general estaba en
orden. No se llevó ni teléfono celular ni llaves ni documento ni nada de nada.
Nadie llamó reclamando rescate por su liberación. Sólo desapareció y aunque
busqué en hospitales, morgues, aeropuertos, puertos, etcétera, no me doy por
vencida. Eso es exactamente lo que tiene que hacer usted, señora Bianco. Una
madre y un hijo son una bendición. Así que sé perfectamente por lo que está
atravesando y entiendo más que nada en el mundo su dolor. Sólo cuénteme qué
pasó anoche y le prometo que encontraremos a Iván sano y salvo.
Alina Bianco tomó aire, se secó
las lágrimas con un pañuelo y se aclaró la garganta bebiendo un vaso con agua.
_ Hace unos meses atrás_ comenzó,
_ fui al médico porque tenía serios problemas para dormir. Me recetó un somnífero
que lo tomo rigurosamente todas las noches antes de irme a acostar. Anoche
Rodrigo me avisó por teléfono que iba a llegar más tarde.
_ ¿A qué hora se comunicó Rodrigo
con usted, más o menos?
_ Cerca de las siete y media de
la tarde.
_ ¿Y usted ingirió las pastillas
a la hora de siempre?
_ Sí. A las diez. Antes lo
acuesto a Iván en su cuna.
_ Acostó al bebé, tomó las
pastillas para dormir y se acostó. La misma rutina que todos los días.
_ Esto es mi culpa, toda mía. Yo
no tendría que haber tomado nada, me tendría que haber quedado despierta a
esperar a Rodrigo y después irme a dormir. Si lo hubiese hecho así, no hubiesen
raptado a Iván frente a mis narices_ y expulsó un prolongado sollozo sin
consuelo.
_ No sabemos qué hubiese pasado_
intentó calmarla Ailen Ezcurra._ No se culpe. La culpa es solamente de quien se
lo llevó. ¿Dónde está su esposo ahora?
_ La Policía local lo tiene
demorado en la Comisaría. Dicen que es por rutina. Pero él no tiene nada que
ver con todo esto.
_ ¿Cómo es la relación con su
marido, señora Bianco?
_ Conflictiva porque tenemos
varias diferencias. No coincidimos en casi nada. Pero nos amamos. Tenemos
problemas como cualquier pareja. Eso es todo.
_ ¿Concibieron a Iván mutuamente?
_ Sí, por supuesto, ni que lo
dude.
Ivonne Fraga hizo gala de su
presencia en esos momentos y ambas detectives se fueron a un lugar aislado a
conversar tranquilas.
_ Parece que sospechan del marido
porque lo tienen aprehendido en la Comisaría local_ aclaró Ailen Ezcurra.
_ Lo dudo. Para mí el tipo es
inocente_ opinó Fraga._ Se tendrían que haber llevado a ambos a la Seccional. A
ella con más razón.
_.No creo que tenga que ver con
el secuestro de su propio hijo. Está dolida y muy angustiada. Es sincera. Yo la
descartaría.
_ ¿Te dijo lo de los somníferos?
_ Sí, y no la podemos juzgar por
eso nada más. Igual, que Toxicología perite todas las pastillas que ella
consume y que el juez ordene hacerle análisis de todo tipo.
_ Eso ya está en marcha. ¿Por qué
pensás que tenía dificultades para dormir bien?
_ No sé. Pero vamos a averiguarlo
en cuanto podamos.
_ ¿Y vos, qué averiguaste,
querida mía?
_ Requisaron la casa de todos y
cada uno de los que viven acá. Se los vapuleó a preguntas de todo tipo.
_ ¿Alguna novedad?
_ No, nada. Están todos limpios.
Nadie ni siquiera vio ni escuchó nada. Ahora van a interrogar a los de
seguridad que están en la entrada, que son los mismos que estuvieron de turno
anoche cerca de la hora del secuestro.
_ Las cámaras de seguridad quizás
nos digan algo.
_ Hay dos nada más y ninguna
funciona. Ya lo verifiqué.
_ Me tiene pensando el motivo y
quién pudo hacerlo. Que es algo familiar, olvidate. Eso está cantado.
_ Pensamos igual. ¿Pensás lo
mismo que yo?
_ Nadie se contactó para pedir
rescate por el bebé.
_ Exacto. Y por regla general,
las primeras veinticuatro horas son cruciales.
_ Por ahí quieren poner a la
familia nerviosa. Sobre todo a los padres.
_ ¿Y el resto de los familiares?
_ Están en Viedma. Son oriundos
de allá. No pueden venir porque no tienen plata para los pasajes pero están tan
consternados como los padres. Un oficial está en permanente contacto con ellos
para mantenerlos informados sobre los avances de la investigación.
_ ¿Y por qué el juez no dispone
un avión o un helicóptero para transportarlos hasta Buenos Aires? ¿Quiénes son
exactamente?
_ Los abuelos maternos del nene y
un tío paterno, hermano de Monsalvo. El juez es un ortiva. Espero que autorice
cuanto antes a allanar la casa. Hasta ahora no podemos tocar nada, salvo
Criminalística para procesar, sólo para procesar la escena. Pero la escena es
de la Policía Local y de la
Bonaerense, sin se dignan a aparecer.
_ ¿Ordenó requisar las casas del
vecindario antes que la propia en donde se produjo el secuestro?
_ Eso lo hicieron de oficio. El
juez no tiene porqué enterarse.
_ Una joyita el juez.
_ Es un tarado. Y hasta que
Fontán no venga con la orden de allanamiento en mano, no podemos hacer nada.
_ Podemos revisar la pieza de
donde se lo llevaron sin necesidad de tocar nada. Dale, vamos al cuarto del
bebé. Esto de esperar la orden del juez en una escena en proceso está fuera del
protocolo. Pasa que es una excusa barata porque la Policía de acá quiere el
caso para ellos. Nosotras y todo nuestro equipo no somos bienvenidos. Nos
llamaron para pedirnos asesoramiento y no podemos hacer nada. De no creer.
_ Tenés razón. Dale, vamos.
El oficial que custodiaba la
puerta de ingreso a la habitación de la criatura les impidió el ingreso a las
detectives.
_ Tengo estrictas órdenes de no
dejar ingresar a nadie_ explicó el guardia._ Todavía es la escena en proceso de
un secuestro.
_ Somos de la Policía Federal_ le
cuestionó Ivonne Fraga.
_ Es jurisdicción de la Policía
Local. Necesitan una orden del juez para poder acceder a la escena y tengo
entendido que no llegó nada.
_ La Federal tiene mayor
jerarquía que cualquier otra fuerza local o bonaerense. Y usted lo sabe bien_
lo confrontó Ailen Ezcurra._ La orden es un recurso inconstitucional en casos
así.
_ Lo lamento. Órdenes son
órdenes.
_ Déjelas pasar_ exigió Fontán,
que emergió de la nada y sacudía entre sus dedos un papel.
_ ¿Quién es usted?_ preguntó
prepotente el oficial de guardia.
_ Oficial ayudante Martín Fontán
y lo que traigo entre mis manos es la orden del juez Farralán. Así que le
sugiero que nos deje entrar o se va a ver envuelto en muchos problemas por
desacatar las órdenes de una autoridad judicial superior.
Las dos mujeres miraron al
oficial con soberbia y vanidad. Después de unos segundos, aquél les permitió el
ingreso.
_ Esos acuerdos que tiene la
Federal con la Bonaerense me rompen soberanamente las pelotas. Encima, son
ellos los que nos convocan. Al pedo, si no nos dejan hacer nada_ comentó Fontán
en voz baja, una vez dentro de la habitación.
_ ¿Qué es ése papel, Fontán?_ le
preguntó la detective Fraga, escéptica.
_ Son los resultados del análisis
que le hicieron a la madre del bebé. Tienen cinco minutos antes de que alguien
se avive y nos pegue un voleo en el traste.
_ Buena estrategia, Fontán_ lo
elogió Ailen Ezcurra._ ¿Qué dicen los resultados?
_ Parece que tomó una dosis de
más de ése somnífero. Una dosis inusual y rara en comparación a lo recetado y a
lo que consume normalmente.
_ Justo el día del secuestro. Qué
casualidad.
_ La madre está involucrada de
algún modo, querida. Cada vez me convenzo más que esto es algo dentro del
círculo familiar.
_ Los guardias de seguridad
dijeron que nadie entró ni salió después de las nueve y media de la noche.
_ ¿Y antes de ése horario?_
inquirió Ailen Ezcurra.
_ Nada extraño. Nos mostraron
todos los registros de egresos e ingresos y no hay nada sospechoso en eso.
_ ¿Cómo sacaron al bebé,
entonces?_ cuestionó confundida, la detective Fraga.
_ Por ahí los de seguridad de
country son cómplices y están con los secuestradores_ reflexionó Fontán._ No
sería la primera vez.
_ O por ahí el bebé nunca salió
del country_ vaciló Ezcurra sagazmente._ Ni siquiera salió de ésta casa.
_ La dieron vuelta de arriba a
abajo. No hay nada.
Ezcurra inspeccionó la escena
minuciosamente. No encontró huellas ni fibras ni cosas fuera de lugar. Pero al
examinar la cuna de Iván Monsalvo notó que faltaba uno de sus peluches. Sólo
había dos y entre ellos, un hueco. Se lo hizo notar a su compañera.
_ Me juego la vida que falta el muñeco
preferido del nene_ expresó Ailen Ezcurra visiblemente eufórica._ Es una
estrategia muy habitual que los secuestradores usan para mantener a la criatura
dócil y no despertar sospechas. El bebé no grita...
_ Porque se siente seguro en los
brazos de quien lo alza_ completó la frase, Ivonne Fraga.
_ ¡La madre!_ exhalaron las dos
mujeres al mismo tiempo.
Fontán miró a ambas muchachas con
estupor.
_ Fontán_ le dijo Ezcurra, _ andá
con alguno de los Criminalística de nosotros y revisen las pisadas de la puerta
de entrada.
_ Ya lo hicieron los peritos que
asignó el juez y...
_ Y nada_ lo interrumpió
agresivamente Fraga._ Que hagan un examen gente nuestra. Y si a los de acá no
les gusta, me importa un comino. Ellos nos llamaron. Vamos a hacer nuestro
trabajo con o sin su permiso.
Unos minutos más tarde, las
detectives estaban a solas en un cuarto cerrado con Alina Bianco, madre del
bebé desaparecido. Ambas mujeres la miraban con resentimiento y con
incredulidad. La sospechosa estaba asustada ante la presencia imponente y la
mirada imperturbable de las investigadoras.
_ ¿Qué pasa? No entiendo_ dijo
con voz temblorosa y algo nerviosa, Alina Bianco.
_ Lo sabemos todo_ le replicó
Ailen Ezcurra con sosiego.
_ ¿Qué saben, qué cosa? No sé a
qué se refieren.
_ ¡No juegue con nosotras!
Sabemos que usted mandó a secuestrar a su propio hijo.
_ La llegada intempestiva de su
marido le arruinó los planes, ¿no es así, señora Bianco?_ intercedió con determinación,
Ivonne Fraga._ Su cómplice se lo iba a llevar pero justo vio que su esposo
llegaba y tuvo que esconderse. Usted dormía por acción de la dosis de más que
intencionalmente ingirió para crearse una coartada y quedar como la pobre madre
vulnerable que no vio ni escuchó nada. El señor Monsalvo entró, vio que su hijo
no estaba y dio aviso a la Policía. Y mientras procesaban la escena y una
decena de agentes buscaba afuera, en las calles y barrios aledaños, su hijo
estaba dentro de su propia casa. Lo estuvo todo el tiempo. Aún lo está. Y
todos, cada uno de nosotros, creímos el dolor y la desesperación de una madre
que no tenía consuelo porque alguien desalmado le arrebató a su bebé frente a
su propia cara.
_ Pienso que hacía tiempo que lo
quería hacer pero nunca encontraba el momento oportuno para llevarlo a cabo.
Pero de golpe, su suerte cambió cuando el señor Monsalvo, Rodrigo Monsalvo, su
marido; la llamó por teléfono para decirle que iba a volver más tarde de
trabajar porque se iba a quedar a adelantar trabajo atrasado. Llamó a su
cómplice y le confió todo el plan. Usted le dejaría la puerta sin traba para
que pudiera entrar y salir de la casa sin problemas. Él llegó, usted le dio a
Iván en sus brazos con su peluche predilecto para evitar que llorase cuando lo pasaba
a manos de un extraño, y se volvió a acostar. En cuestión de segundos, se
durmió profundamente, o lo fingió al menos en un principio hasta que la
sobredosis del remedio surtiese efecto y usted quedaría como una víctima más y
nadie sospecharía nada. Pero justo en el preciso instante de la huida, su
marido llegó y tuvieron que improvisar. Ahí es donde están ambos escondidos
ahora.
_ Quiero entender cómo entró
vulnerando la seguridad del country y sin despertar sospechas de ninguna clase.
Y creo que la respuesta más acertada es que su cómplice es un vecino propio de
este country. Ya estaba adentro. No había necesidad de idear una estrategia más
por ése lado. Al día siguiente, saldría con el bebé escondido en el auto y el
plan resultaría todo un éxito. Y estimo, señora Bianco, que sintió un gran
alivio cuando la Policía se llevó aprehendido al señor Monsalvo, porque
significaba entonces que usted estaba fuera del radar de sospechas de ellos.
_ Si bien la entrada es un
pequeño camino de piedra, en ambos costados del mismo hay tierra. Temía que
encontraran pisadas que se dirigían hacia la casa, pisadas que provenían de
afuera y que nunca salían de su interior. Pero la Policía Local llegó,
contaminó la escena y las pisadas que podían vincularla con el secuestro
quedaron cubiertas por otras tantas pisadas por negligencia de la Policía. Otro
punto a su favor. Igualmente, nuestros técnicos están en estos precisos
instantes realizando un segundo análisis en ésa zona y verificarán la historia
que acabo de exponerle. Son infalibles en lo que hacen.
_ ¿Por qué? ¿¡Por qué!?
Alina Bianco, no obstante, no
dijo ni una sola palabra. Y Ailen Ezcurra, que era una mujer de poca paciencia,
dio un fuerte puñetazo contra una mesa de vidrio que había frente a ella.
_ ¡Porque Rodrigo no es el padre biológico
de Iván, porque es estéril!_ se quebró la señora Bianco entre llantos.
_ ¿Cómo dijo? ¿Qué Rodrigo
Monsalvo es estéril?_ preguntó espantada y azorada, Ivonne Fraga.
_ Él no lo sabía y aún no lo sabe.
Varias veces intentamos tener un hijo con él, pero cada vez que teníamos
relaciones y posteriormente me hacía el test de embarazo, siempre daba
negativo. Después de varios meses de repetirse lo mismo, hicimos la consulta
con un médico especialista y nos mandó a hacer estudios diversos sobre
fertilidad a ambos para saber de cuál de los dos era el problema. Cumplimos y
el día de la nueva consulta en que nos iban a dar los resultados, Rodrigo no
pudo asistir por el trabajo. Así que fui yo sola. Fue cuando me enteré que era
estéril. ¿Qué iba a hacer? ¿Decírselo y romperle la ilusión de ser padre y
formar una familia juntos? No, no iba a hacer eso. Así que le mentí y le dije
que todo estaba bien, que sólo era cuestión de seguir intentándolo. Pero sentí
tanta culpa por ocultarle a Rodrigo algo tan importante y delicado, que empecé
a tener trastornos de sueño. Ahí fue cuando me recetaron estos somníferos.
Le conté todo esto a Javier
Noriega, un vecino de acá, con el que mantenemos una buena relación tanto como
de vecinos como de amistad. Yo estaba frágil por todo esto y me sentía tan mal
y tan angustiada, que en un momento de debilidad mío, Javier aprovechó y lo
hicimos. ¿Y qué creen ustedes? Quedé embarazada. Le fui infiel por primera y
única vez en la vida a Rodrigo y quedé embarazada. Me sentía peor que antes por
lo que hice pero estaba al mismo tiempo feliz porque iba por fin a ser mamá. Convenimos
con Javier que le diría a Rodrigo que el hijo que esperaba era suyo, que tanto
tiempo de esperar e intentar hasta el cansancio, había finalmente rendido sus
frutos. Rodrigo se puso feliz, estaba emocionado. E Iván llegó a nuestras vidas
hace seis meses atrás.
Pensé que los problemas se habían
acabado, pero Javier Noriega empezó a extorsionarme. Quería plata a cambio de
su silencio. Yo me convencí realmente que él estaba dispuesto a matar por
conservar el secreto. Le dije que no podía pagarle lo que me exigía: dos
millones de pesos al contado. Me dijo entonces que Rodrigo se iba a enterar de
la verdad y que iba a arruinar mi vida. Le pedí si no había otra manera de
solucionar el asunto, que él no me podía estar haciendo eso. Y me contestó que
si no podía reunir toda ésa suma exorbitante de dinero, entonces que le
devolviera lo que le pertenecía: a Iván, porque era su hijo. Que se lo
entregase fingiendo un secuestro y que todo iba a estar bien. Rodrigo pagaba el
rescate, él obtenía lo que quería y el secreto quedaba a salvo. Pero si Rodrigo
no pagaba dentro de las primeras cuarenta y ocho horas, se iba a ir con el bebé
para siempre, yo no lo iba a volver a ver nunca más y Rodrigo se iba a enterar
de toda la verdad. Me angustié, ¿qué iba a hacer? Así que accedí a su demanda
sin mayores alternativas. Pero Rodrigo llegó en el momento equivocado y todo se
fue de control. Y tenía miedo por lo que pudiera pasarle a Iván_ y se largó a
llorar compulsivamente.
_ Hubiese llamado a la Policía y
la hubiésemos ayudado sin necesidad de llegar a todo esto_ le dijo con voz
parsimoniosa, Ailen Ezcurra.
_ ¿Dónde están escondidos?_ le
preguntó con autoridad, Ivonne Fraga.
_ En el altillo. Tiene una
entrada camuflada justo encima de la chimenea. Tiene que golpear el techo
suavemente y se desprenderá una escalera_ repuso Alina Bianco con la voz
quebrada y débil.
_ Levántese_ le ordenó Ailen
Ezcurra. La señora Bianco obedeció sin oponer resistencia.
_ Queda arrestada por
conspiración para cometer secuestro, con el agravante del vínculo de
consanguinidad que mantiene con el menor. Vamos.
La esposó y se la llevó detenida.
_ ¿Qué va a pasar con Iván?_
preguntó Alina Bianco, consternada.
_ Lo más probable es que el juez
le ceda la custodia al señor Monsalvo. Personalmente, me voy a asegurar que así
sea y que no tenga contacto con él por muchos años. Camine.
Ivonne Fraga subió con un equipo
de oficiales al lugar señalado por la señora Bianco y encontraron a Javier
Noriega arropando entre sus brazos al pequeño Iván Monsalvo.
_ Entregue al bebé y arrodíllese
con las manos entrelazadas en la nuca_ le ordenó Fraga.
Sin otra elección, Noriega dejó
al bebé en brazos de la propia Ivonne Fraga y un grupo de oficiales procedieron
a su detención.
_ Queda detenido por intento de
secuestro de un menor y por extorsión_ le indicó uno de los oficiales que lo
apresó.
Ivonne Fraga salió de la casa
airosa con el bebé a upa, al que no paraba de mirar y sonreírle, a la vez que
Ailen Ezcurra abandonaba la morada con Alina Bianco detenida y otros oficiales
con Javier Noriega esposado.
Fraga se acercó hasta Rodrigo
Monsalvo, que acababa de llegar a la casa escoltado por dos sargentos y que se
chocó con la realidad de lo sucedido que aún empezaba a digerir, y le entregó a
su hijo en brazos. Él lloró, lo abrazó y le dio las gracias tanto a Ezcurra
como a Fraga.
_ La Cana de acá nos quiere
fajar_ comentó Fontán al pasar._ Con lo de las pericias de rastro que puso al
descubierto lo mal que laburaron y todo lo anterior, que no nos dejaban entrar
y toda ésa batahola de estupideces, los hicimos quedar tremendamente mal
parados.
_ Recuperamos a la criatura_
repuso Ailen Ezcurra con satisfacción._ El resto no me importa en lo más
mínimo.