Sean Dortmund estaba
sentado frente al pequeño escritorio que tenía en su habitación, preparando las
actividades del día, como lo hacía habitualmente, para organizar mejor su
jornada. Aunque ése día en particular no lo atraía demasiado para hacer algo ya
que estaba frío y muy lluvioso, y él prefería los días soleados y cálidos. Su tranquilidad era digna de envidia. Pero
fue interrumpida por unos golpecitos suaves y certeros que alguien propinó en
su puerta de entrada. Se levantó de mala gana y fue a atender. Y no fue ninguna
sorpresa para él ver que quien se tomó la imprudencia de molestarlo era el
mismísimo capitán Riestra. Lo recibió de buena gana aunque un poco molesto. Si
había algo que Dortmund no sabía esconder del todo eran sus estados de ánimo.
_ ¿A qué debo el
honor, capitán Riestra?_ le preguntó Dortmund amargamente cuando se instalaron
en la sala de estar.
El aludido respondió
sin rodeos.
_ Hubo un homicidio
ayer a la noche en una de las canchas de hockey del club Obras. Sabemos por una
muy buena testigo presencial que la víctima, a la que identificamos como Carla
Ducano, escapaba de un acosador que la acechaba incansablemente.
_ ¿Cómo es eso?_ lo
interrumpió el inspector con diplomacia e interés.
_ Le contaré todo
brevemente desde el principio_ le propuso el capitán Riestra.
Dortmund asintió con
la cabeza.
_ Hace
aproximadamente cinco meses atrás, la señorita Ducano realizó una denuncia
formal en la Comisaría 51°, que tiene jurisdicción en la zona en la que ella
residía, porque empezó a ser acosada por un desconocido que nunca fue
identificado. La llamaba a su teléfono de línea y le decía obscenidades, la
insultaba, le hacía sonidos desagradables... En fin. Se inició una
investigación formal pero jamás se pudo comprobar nada.
_ ¿Intervinieron el teléfono
de línea de la señorita Ducano para establecer desde qué terminal recibía ésas
llamadas?
_ Fue lo primero que
se hizo, Dortmund. Pero los técnicos determinaron que provenían de un teléfono
público ubicado en avenida Libertador a metros de Manzanares. Era como una
aguja específica en un pajar lleno de agujas. Eso nos pudo haber dado la idea
de que el acosador era alguien de la zona, pero no era algo concluyente y
definitivo. Un teléfono público es utilizado a diario por gente de paso. Pero
lo cierto es que el acoso continuó y cada vez se hizo más complicado
rastrearlo. Solía llamar desde diferentes puntos estratégicos dentro de la
misma zona y de regiones linderas. Y todas las intervenciones y búsquedas
culminaban en un callejón sin salida.
<Carla Ducano
realizó dos denuncias más alegando que el desconocido la seguía por la calle.
Pero, al igual que todo de lo que se disponía hasta ése momento, no condujo a
nada. Fue por esto que Carla Ducano le pidió a su mejor amiga, Soledad Bednet,
que no la dejase sola y que la fuese a buscar a cualquier sitio que ella
frecuentara. Es así que ayer a la noche, alrededor de las 20:45, Bednet pasó
por ella por el club Obras, donde entrenaba hockey dos veces a la semana y era
titular del equipo.>
<Según el
testimonio de Soledad Bednet, Carla Ducano terminó la práctica puntual a la
hora de siempre. Estaban cruzando la cancha para salir directo por la entrada
principal de Libertador, cuando Carla le pidió que la esperase porque se había
olvidado algo en el vestuario. La señorita Bednet le preguntó si quería que la
acompañara, pero Ducano le respondió que no era necesario. Dijo que estuvo
menos de dos minutos esperándola en la zona de gradas cuando escuchó de repente
un grito seco y ahogado que indudablemente se lo atribuyó a Carla Ducano. Según
lo que Bednet nos contó, dijo que se desesperó y que intentó hacer algo para
ayudar a su amiga. Y que cuando miró hacia el interior del pasillo que conecta
la cancha con la zona de los vestuarios, notó que Ducano venía corriendo a toda
velocidad al grito de "ayuda" escapando de alguien. Cuando pasó por
al lado de ella, vio que la perseguía alguien, un hombre, declaró ella; que
quiso detenerlo pero que no pudo. Lo siguiente que recuerda es que el extraño
se abalanzó de lleno sobre Carla Ducano y que hubo un forcejeo intenso y
reñido, que tuvo como resultado que el sospechoso le arrebatara a la víctima su
palo de hockey de la mano y le propinara varios golpes en la cabeza hasta
dejarla inconsciente. Él arrojó el palo al lado del cuerpo y se escapó a toda
velocidad por donde vino. Soledad Bednet se escondió por miedo y cuando el
asesino desapareció, ella llamó inmediatamente a la Policía.>
_ ¿Por qué la
señorita Bednet no intentó evitar que el desconocido asesinara a su mejor
amiga?_ inquirió Dortmund, reflexivo.
_ A eso quería
llegar_ ratificó con euforia el capitán Riestra, _ y por eso me tomé el
atrevimiento de venir a consultarle. Hay algo en su versión de los hechos que
no cuadra con la escena. Y no puedo descubrir qué es.
_ ¿Alguien más,
aparte de la señorita Bednet, sabía del acoso?
_ No, nadie más. La
familia dijo desconocer por completo el asunto.
_ ¿Investigaron a
fanáticos del equipo, amigos de la señorita Ducano, familiares, conocidos?
_ Sí. La Policía
siguió el protocolo al pie de la letra. Nada de nada. La identidad del acosador
sigue siendo un profundo misterio.
_ ¿Y los peritos
hallaron alguna huella en el mango del arma homicida?
_ No. De todos modos,
lo van a procesar para ver qué pistas pueden obtener a partir de su análisis.
_ ¿Y el forense, qué
dijo, capitán Riestra?
_ Su primera
impresión fue que Carla Ducano falleció como consecuencia de los golpes
recibidos en la cabeza. Pero va a hacer la autopsia porque quiere tener un
panorama más minucioso sobre la causa de muerte y los últimos minutos con vida
de Carla Ducano. Dijo que espera concluirla lo antes posible para disponer de
los resultados mañana a primera hora del día.
_ ¿No encontraron
nada más en la escena?
_ No. Nada que nos
pudiera decir quién lo hizo. El único faltante que hubo fue un amuleto que se
desprendió del collar que la víctima traía puesto. Debió caérsele mientras
jugaba y no se dio cuenta. Los peritos no lo tomaron como nada relevante.
_ Se lo pudo haber
arrancado el asesino.
_ Sin embargo, el
análisis dejó en claro que se desprendió por accidente.
_ ¿La señorita Bednet
no vio el rostro del misterioso asesino?
_ No. Dijo que entre
la oscuridad y los nervios, le fue imposible verle la cara. Y menos aún, algún
rasgo distintivo que permitiera identificarlo.
_ ¿Interrogaron al
resto de las personas? ¿Qué declararon?
_ Que no notaron nada
inusual. Tanto el entrenador del equipo, Diego Mornelli, como el resto de las
jugadoras declararon que Carla Ducano estaba como siempre y que su actitud no
les hizo pensar nunca que corría alguna clase de peligro.
_ ¿Me dice, capitán
Riestra, que nadie notó ninguna presencia extraña durante el entrenamiento?
_ Exacto. Este
personaje parece un fantasma.
_ ¿Nadie más, aparte
de Soledad Bednet, presenció lo sucedido? ¿Ningún portero, nadie más?
_ El portero
atestiguó que estaba en el cuarto de limpieza cuando pasó todo. Es una sala diminuta
que está en el subsuelo.
_.Pero, alguien debió
haber visto a este hombre. Entró en algún momento y alguien seguro que lo vio.
_ No es lo que
declaró la gente.
_ Suponiendo que
realmente se trate del acosador misterioso, porque creen que es él en base a
circunstancias muy claras. Pero no hay ninguna evidencia clara al respecto_ y
un destello resplandeciente invadió el rostro de Dortmund intempestivamente.
Sonrió triunfante y miró al capitán Riestra con brillo en sus ojos.
_ Le haré una
pregunta trascendental. ¿La señorita Ducano tropezó y el asesino aprovechó su
caída para atacarla?
_ Bueno..._ y Riestra
se quedó en silencio, con la vista atónita clavada en el inspector._ ¿Qué ocurre?
La voz de Riestra resonó con un halo de impaciencia.
_ Si la señorita
Ducano tropezó accidentalmente, imaginemos eso por un momento, y el asesino
aprovechó ése incidente para atacarla, ¿no cree sensato suponer que Soledad
Bednet se hubiese abalanzado sin pensarlo ni por un segundo sobre el atacante
para disuadirlo y ayudar a su mejor amiga?
_.Sería lo más
lógico, por supuesto_ respondió Riestra, sin comprender adónde Dortmund
pretendía llegar.
_ Pero eso no ocurrió
porque la señorita Bednet declaró, según usted, capitán Riestra; que no pudo
ayudar a su amiga. Que esperó a que el asesino se fuese para llamar a la
Policía.
_ Exacto. Fue lo que
le dije que me parecía que no coincidía.
_ No coincide porque
no pasó así, porque la señorita Bednet mató por accidente a Carla Ducano. Ella
es la verdadera asesina.
El capitán Riestra
adoptó una expresión de desconcierto.
_ Mírelo desde la
misma perspectiva que lo veo yo_ continuó Sean Dortmund._ Soledad Bednet sabe
lo del misterioso sujeto que acosa a Carla Ducano. Lo sabe muy bien y conoce a
la perfección todas las denuncias que la señorita Ducano radicó. Sabe a su vez
que la Policía nunca identificó al sospechoso y mejor que nadie el tormento por
el que pasa su mejor amiga. Se siente impotente e irritada. Y sabe también
mejor que nadie lo paranoica que está Carla Ducano, a tal punto que cuando
volvió al vestuario para buscar la pieza faltante del collar, porque supuso que
se le había caído ahí; se encontró con una compañera de equipo que se lo
recuperó, que se acercó para devolvérselo,
y como ella emergió de la nada misma y entre tanta oscuridad, la señorita
Ducano se sobre exaltó y salió corriendo,
porque en su mente creía que se trataba del acosador. Y como la señorita
Bednet, a raíz de la misma oscuridad, sólo vio una sombra ir tras Carla Ducano
de complexión física robusta, pensó que se trataba de un hombre y lo asoció
inmediatamente con el acosador. Pero que en realidad era la arquera del
conjunto que todavía tenía todo su equipo puesto porque aún no se había
cambiado.
<En la huida,
Ducano tropezó y se golpeó la cabeza, lo que le ocasionó un ligero
desvanecimiento. La arquera se asustó y escapó. Y Soledad Bednet vio la
oportunidad de achacarle el crimen al misterioso acosador, creyendo
fehacientemente que fue él el verdadero responsable de su muerte. Así entonces
obtendría la justicia que Carla Ducano no pudo obtener por vías legales. Sí,
porque cuando la vio tirada la creyó muerta. Pero se equivocó. No lo constató,
cometió un error profundamente grave. Tomó algún tipo de prenda para tomar el
palo de hockey de Ducano para evitar dejar impregnadas sus huellas y la
golpeó en la cabeza reiteradas veces hasta el hartazgo. Dejó el palo
tirado al lado del cuerpo y lo siguiente que hizo fue dar intervención a la
Policía. Por eso, capitán Riestra, cuando el médico forense examinó el cuerpo
de la señorita Ducano, cercioró efectivamente que la causa del deceso fueron
los golpes en la cabeza.>
A la mañana
siguiente, el capitán Riestra confirmó la teoría de Dortmund cuando verificó
los resultados de la autopsia e interrogó a la arquera del equipo de hockey de
Obras, que se llamaba Angélica Baldrich, quien se quebró y confesó que se
asustó y reconoció lo mal que actuó. Por su parte, Soledad Bednet fue arrestada
e imputada por homicidio culposo en grado de tentativa. Estaba shockeada y no
paraba de llorar ni de lamentarse. Y si aun así, su idea inicial hubiese tenido
éxito, igualmente hubiese sido considerado un asesinato, porque su plan
original era quebrantar la voluntad de una persona determinada para vengar a
Carla Ducano. Eso también era considerado homicidio. Dortmund nunca paraba de repetirlo.
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