Fue ella la que lo invitó a salir a
él, y no al revés, como habitualmente se estila.
Él se sentía agraciado, complacido,
emocionado. Lo que en su imaginación le resultaba una utopía propia de un
anhelo romántico, se había materializado en la realidad.
Incluso, fue ella la que eligió el
restaurante, el día y la hora de la cita.
Hablaron de todo un poco hasta que el
mozo les sirvió la cena.
_ Es un lugar muy lindo y muy elegante.
Me sorprendiste gratamente_ elogió él con una sonrisa de felicidad._ Si seré
curioso, ¿por qué lo elegiste?.
Probó un bocado de su plato y empezó a
marearse hasta que prácticamente quedó inconsciente.
_ Porque hace exactamente un año
atrás_ respondió ella con malicia _ asesiné a mi primera víctima de la misma
forma que a vos y en esta misma mesa.
Él convulsionó frenéticamente y sus
ojos se cerraron para siempre.
Ella se levantó de su asiento, dirigió
sus pasos hacia él, se paró a su lado, lo contempló unos segundos y se acercó
al cuerpo.
_ Feliz aniversario, mi amor_ le
susurró con insolencia y ultraje.
Así recordó el engaño del que ella fue
víctima y su consecuente venganza. No había otra forma que pudiera aliviar todo
el dolor que aún sentía por dentro.
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