sábado, 27 de junio de 2020

La locura de Cárdenas (Gabriel Zas)




_ Necesitamos plata_ le dijo Olivia a su madre, Leonor Cárdenas.
Ella miró a su hija con abrumadora impasibilidad.
_ ¿Qué pasó con la fortuna que les dejó su padre cuando murió? ¿Ya se la patinaron toda?
_ Fue culpa mía, vieja_ reconoció lastimosamente, Nicandro, su otro hijo._ Unos conocidos me prometieron un negocio, confié, invertí y resultó ser una estafa.
_ ¡Lo hiciste a espaldas mía!_ le recriminó su hermana Olivia con frustración y enojo._ ¡Te cagaste en mi parte, te cagaste en todo, como hacés siempre!
_ Pará, Olivia, no te enojes_ quiso calmarla Nicandro._ Ya sé que debí haberte dado lo que te correspondía. Pero entendeme, era un flor de negocio. Yo confié y…
_ Sos un pelotudo. Me dejaste en bancarrota, sin un peso.
_ Vieja, es por un tiempito, nada más. Hasta conseguir algo. Yo prometo devolvértelo todo junto en cuanto pueda.
_ No. Me cansé siempre de lo mismo. Ya son grandes los dos. Consíganla por su cuenta.
_ Pero, mamá. No nos podés fallar justo ahora_ le suplicó Olivia.
_ No, Olivia. Y cuando yo digo no, es no.
_ Vieja, por favor…_ imploró Nicandro.
_ ¡No!_ repuso determinante, Leonor Cárdenas._ Váyanse los dos ya mismo de mi casa.
El tire y afloje duró unos cuantos minutos más con idéntico resultado. Ya al ver que Leonor Cárdenas no tenía ninguna intención de revocar su decisión, Olivia y Nicandro se levantaron ofuscados y se retiraron hastiosamente ofendidos.  
Los intentos se repitieron por semanas enteras hasta el punto del hartazgo por parte de Leonor Cárdenas, que ya dejaba de responder a las insistencias permanentes de sus hijos.
Tanto Olivia como Nicandro desistieron de las pesadeces y optaron por dejar a su madre definitivamente tranquila. Desde entonces, intentaron rebuscárselas  desesperadamente como pudieron, hasta que cierto día a la mañana recibieron una inesperada llamada que cambió la suerte de ambos estrepitosamente. Se trataba de Bernabela Cruz, la abogada de Leonor Cárdenas.
_ Es sobre su madre. Quería hablarles sobre un tema un tanto delicado, que me agarró de sorpresa_ anunció la abogada con pesadumbre.
Olivia y Nicandro se preocuparon terriblemente.
_ ¿Qué pasó con mamá?_ preguntó desesperada, Olivia.
_ ¿Ella está bien?_ coreó encima, Nicandro.
_ Tuvo un colapso mental que afectó severamente su memoria. Ella tenía anotada cosas que debía hacer, trámites, turnos; a modo de recordatorio, en una libreta azul que siempre tenía con ella. Pero se olvidó que la tenía, no reconocía su propia letra, no recordaba haber anotado ciertas cosas…
_ ¿Enloqueció?_ inquirió con nerviosidad, Nicandro.
Se hermana lo reprendió pero él la ignoró.
_ No en términos clínicos, según los profesionales que la están tratando.
_ ¿Está internada?_ preguntó con desesperación, Olivia.
_ No, por ahora convencí a los doctores que le permitieran confinarse en su domicilio bajo mi estricta responsabilidad. Pero está al borde la insania. El no recordar cosas que ella misma apuntó, el olvidarse de hacer otras, la está dejando en un estado alarmante.
_ ¿Está tomando alguna medicación?
_ Le recetaron fluoxetinea, que sirve para tratar la ansiedad y la depresión. Pero no veo resultados favorables. Y si no presenta aunque sea una leve mejoría dentro de las próximas 48 horas, la van a internar.
_ ¡Ay, no! ¡Pobre mamá!
_ ¿Qué podemos hacer nosotros por ella?_ quiso saber Nicandro.
_ Me dijo que tuvo bastantes peleas recientemente con ustedes dos porque le estaban pidiendo plata prestada.
_ No sé por qué le comentó semejante cosa_ negó descaradamente, Nicandro.
_ Mire, este remedio que ella está tomando… La fluoxetinea, quiero decir, tiene como efecto colateral las alucinaciones. Es posible que producto de esas alucinaciones haya imaginado la discusión con ustedes_ sugirió Bernabela Cruz.
Tanto Nicandro como Olivia dibujaron en sus labios una mueca de significativa malicia.
_ Sí, eso mismo abogada_ afirmó emocionado, Nicandro._ Como somos con Olivia, es una locura impensada pedirle plata a mamá.
_ Por eso me contacté con ustedes. Como son los únicos familiares vivos que ella tiene y son descendientes directos, ella hizo un testamento hoy a la mañana, que yo convalidé legalmente, en el que les deja toda su fortuna y sus bienes personales a ustedes dos, a repartirse en partes iguales.
La emoción que recorrió el cuerpo de los dos hermanos fue indescriptible. Acordaron un punto de encuentro para homologar el testamento, al que asistieron puntualmente. Era un bar ubicado en pleno Microcentro porteño.  Bernabela Cruz les extendió el testamento, les explicó los términos y sus formalidades, la instrumentalización del documento y se los hizo firmar a los dos por igual.
_ Perfecto_ dijo la abogada, mientras guardaba el testamento en su sobre original._ Mañana a la mañana nos reunimos con el juez para que lo certifique y ustedes se hagan de su contenido lo antes posible.  Les pido por favor puntualidad.
_ ¿Y mamá con quién está ahora?_ preguntó entre cavilaciones, Olivia.
_ La está cuidando una enfermera recomendada por el médico que la trata_ respondió Bernabela Cruz._ Me estoy yendo corriendo para allá.
_ ¿Cuándo vamos a poder verla nosotros? ¿Cuándo vamos a poder hablar con el psiquiatra?_ indagó pertinaz, Nicandro.
_ En cuanto tenga su autorización, los notifico de inmediato. Por el momento, está privada de recibir cualquier visita.
_ Gracias por todo, doctora.
_ Los espero mañana puntual a las 9 en el Juzgado de Familia.
Y los dos hermanos se despidieron amablemente de Bernabela Cruz.
A la mañana siguiente, tanto Olivia como Nicandro y la doctora Cruz estaban reunidos en el despacho del juez, el doctor Rubén Miraval.  Bernabela Cruz le extendió al juez  el testamento de Leonor Cárdenas, el certificado médico correspondiente que acreditaba la salud mental de su clienta y las explicaciones pertinentes del caso.  El doctor Miraval estudió por unos cuantos minutos toda la documentación que tenía entre manos.
_ ¿Por qué me hace tal solicitud, doctora?_ preguntó curiosamente, el juez.
_ No entiendo su pregunta, Señor Juez_ proclamó algo desvariada Bernabela Cruz.
Nicandro y Olivia intercambiaron una mirada sugerentemente reveladora.
_ La ley es clara al respecto, abogada. El Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  estipula en sus artículos correspondientes que el testamento se declara nulo cuando la persona afectada al mismo está privada de sus facultades mentales al momento de testar.
Bernabela Cruz miró aterrada al Juez Miraval.
_ ¿Qué significa eso, Señor Juez?_ indagó ansioso, Nicandro.  
_ Que el testamento queda sin efecto y ni usted ni su hermana tienen derechosa adquiridos sobre el mismo. Eso es todo. El caso está cerrado.
Afuera de la oficina del doctor Miraval, la discusión entre Olivia, Nicandro y la doctora Bernabela Cruz fue intensa y se prolongó durante unos cuantos minutos hasta que algunas autoridades del Juzgado intervinieron y cada quien se fue en direcciones contrarias. Las acusaciones se dispararon para todas partes, llevándose la doctora Cruz la peor parte. Pero eso ya había pasado. Una sensación de angustia y derrota laceraba los rincones más hastiados de las almas de Nicandro y Olivia. Invadidos por un formidable sabor de frustración, sentían que estaban en el peor momento de sus vidas.
Sin embargo, Leonor Cárdenas todo lo contrario. Saboreaba el triunfo de su idea enorgullecida de su éxito, exasperada por la implacabilidad de su plan.  
_ ¿Así que mis hijos Olivia y Nicandro realmente se creyeron lo de mi aparente locura?_ preguntó Leonor Cárdenas, con una sonrisa surcada en todo lo ancho de su boca.
_ Cada palabra_ confirmó Bernabela Cruz._ Sinceramente, pensé que esto no iba a funcionar.
_ Conozco a mis hijos mejor que nadie, querida. Estaba más que segura que algo así no podía fallar. A ver si así aprenden de una vez que en la vida nada es gratis y que la familia se valora por sobre todas las cosas.
_ ¿Entonces, vas a hacer el testamento, Leonor?
_ ¿Se puede?
_ Alegamos mal diagnóstico por parte del personal médico que te atendió, a los efectos de anular la resolución del juez que deberá rectificar Casación, para que de esta manera el testamento que presentaste tenga validez legal.  Y vos, lo modificás, hacés uno nuevo y ya automáticamente anulás el actual. Eso sí, lo tenés que convalidar con escribano público y dos testigos.
_ ¿Me conviene que me vea un psiquiatra real para revocar la resolución del juez y declarar inadmisible la documentación que vos presentaste en el Juzgado?
_ Ayudaría, sí. No va a ser de un día para el otro esto porque es de una complejidad tremenda la situación. Pero para tu tranquilidad, todo se puede resolver por las vías legales correspondientes. ¿Vos tenés apuro para hacer y validar el nuevo testamento?
_ Ni un poquito. Todavía, tiro unos cuantos años más. Mirame. ¡Estoy hecha una pendeja!


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