Asesinó a cinco personas con una clara vinculación entre
ellas, fehacientemente demostrada por los investigadores. ¿Los motivos? Aún
seguían siendo un completo misterio. Encontraron evidencia incriminatoria en su
contra en todas las escenas y él confesó cada uno de los cinco asesinatos. Eso
fue prueba suficiente para que el juez lo procesara.
Pero él no era el asesino propiamente dicho, sino quien
lo manipuló era el verdadero responsable de los cinco asesinatos. Era sonámbulo
y los sonámbulos son fácilmente sugestionables. Así lo convenció de que matara
a esas personas y del mismo modo, presumiblemente, lo convenció para se
declarara culpable, esto último, con ayuda de alguna droga potente, ya que el
sonámbulo no guarda registro alguno en su cerebro de las acciones que realizó
durante dicho estado del sueño.
Y para fortuna del verdadero asesino, el sonambulismo es
clínicamente incomprobable. Y al haber estado consciente al momento de
confesar, la historia del sonambulismo se caía por su propio peso, haciendo las
salvedades de que el sonámbulo no es consciente de su condición.
Fue el crimen perfecto y así logró vengarse de las cinco
personas que arruinaron su vida.
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