Caso 5: Coartada dudosa
_ ¿Así que el viejo hizo todo un
ardid para que nadie cobrara su herencia?_ le preguntó Ailen Ezcurra a su
amiga, Ivonne Fraga, visiblemente sorprendida y con cierto halo de ironía.
_ La herencia del avaro, como le
dije a Laberna_ replicó entre risas Fraga.
_ Te tocó un caso sencillo,
divertido y atípico. Vamos a ver cuando me toque el franco a mí la otra semana
a ver si tengo la misma suerte que vos.
_ Te va a tocar investigar un suicidio
que no es tal y te vas a enloquecer intentando averiguar lo que realmente pasó_
e Ivonne Fraga dejó escapar una risa después de la última palabra.
_ Andá, guacha. Che, ¿Qué onda
con lo de Nievas?
_ Dos posibilidades: o ya fue o
discretamente nos está investigando Asuntos Internos. Y me inclino más por esto
último.
_ ¿Qué querés que te diga? Yo
también. Investigamos un caso cuando Laberna nos ordenó no hacerlo y encima el
tipo nos embaucó, nos usó de carnada y encima que se escapó, lo busca Interpol
intensamente, todavía sin novedades.
_ Seamos positivas, ¿querés?
Sonó el radio de Ailen Ezcurra.
_ Te copio, Fontán_ respondió la
detective.
_ Homicidio en intento de robo en
Paternal. El pesado de Laberna las quiere a las dos enseguida ahí_ repuso una
voz gruesa masculina del otro lado de la línea.
_ Recibido. Vamos en camino.
Pasame el domicilio.
_ Cucha Cucha al 1000. Nos van a
ver en la entrada.
A la hora y media, las detectives
estaban en la escena del crimen. La víctima se llamaba Eduardo Moreno y había
recibido dos impactos de bala en el pecho, provenientes de una Magnum 38 que el
asesino dejó abandonada a metros del cuerpo. Yacía a metros del ingreso a la
casa, en una suerte de living.
_ ¿Qué hacés, Zarasola?_ le dijo
Ivonne Fraga al forense._ Contanos qué hay hasta ahora.
_ El tipo murió claramente por
los disparos de la 38_ confirmó el forense._ No tiene heridas defensivas ni
ningún tipo de lesiones en el cuerpo.
_ No se defendió_ afirmó Ezcurra.
_ Pero lo intentó. Tenía una
veintidós que recuperaron los peritos. Disparó tres veces al aire, lo que
supone que intentó disuadir al asesino. Pero el otro lo remató con dos disparos
certeros. Recuperé las balas del cuerpo de la víctima y son efectivamente de
una 38.
_ No me cierra que haya disparado
al aire, en vez de hacerlo directamente contra el atacante_ reflexionó Ezcurra.
_ A mí tampoco_ ratificó el
forense, _ como tampoco me cierra que el asesino haya dejado el arma olvidada
en la escena.
Ivonne Fraga buscó a un oficial
para saber más detalles de lo que hasta el momento habían descubierto.
_ Fontán_ llamó la detective al
oficial ayudante que estaba provisoriamente al frente del operativo._ ¿Qué hay del arma homicida?
_ Está limpia_ respondió el aludido._
La voy a mandar a Balística para que establezca más cosas y a ver si encuentra
algo inusual o algún tipo de coincidencia que estemos pasando por alto.
_ En lo posible, trayectoria del disparo, número de
serie para saber a nombre de quién estaba. Y si el arma de la víctima estaba en
regla, para qué la tenía, dónde la consiguió...
_ El arma del asesino tiene el
número de serie limado y gastado. La compró de contrabando en alguna villa.
Ésas armas son irrastreables. Por eso no le importó dejarla tirada. Y sin
huellas, olvidate.
_ ¿Y la veintidós?
_ Tenía las huellas propias de la
víctima. Él disparó, no hay dudas sobre eso. Yo creo que el tipo se asustó y le
erró. El otro entró en pánico y lo liquidó. Un típico caso de criminis causa.
_ ¿Dónde tenía el señor Moreno
guardada el arma?
_En ése cajón de allá_ dijo
Fontán, señalando el tercer cajón abierto de un pequeño mueble de madera.
_ El cuerpo está de frente a la
puerta de entrada a la casa_ vaciló Fraga._ El asesino entonces entró por ahí.
El señor Moreno corrió a buscar el arma, lo que no le demoró más que unos
segundos de tiempo en hacerlo; disparó nervioso al aire, el asesino repele el
ataque, lo mata y se escapa.
_ ¿Por qué el asesino permitió
que el señor Moreno hiciese todo eso? ¿Por qué no lo mató a la primera que
pudo, cuando vio que Moreno iba a sacar algo del cajón?
_ Exacto, Fontán. ¿Estaba la
cerradura forzada?
_ No, ya lo verificamos. Y ahora
que lo mencionás, te anticipo que en la casa no falta nada. Error, Fraga. Es lo
primero que tenés que preguntar en una situación así.
_ No me vengás con reproches,
Fontán. Pero el asesino buscaba algo, entonces.
_.No, Chiquita. Está todo en
orden, todo en su lugar.
_ Entonces, esto fue un asesinato
premeditado_ acotó vivamente Ivonne Fraga._ ¿Cuántas personas viven en ésta
casa?
_ Cuatro y estaban todas afuera
al momento del crimen. Vienen todos para acá, ya los contactamos. La víctima
esperaba a alguien, le abrió y pasó lo que pasó. Es claro.
_ Fue uno de los cuatro.
_ ¿Cómo podés estar tan segura de
eso, Fraga?
_ Mirá. El asesino usó dos armas:
la propia del señor Moreno y otra suya que compró ilegalmente para que no la
podamos rastrear. Entra, comete el homicidio, va al cajón en donde sabe que la
víctima guarda su arma, la agarra, tira un par de tiros al aire para aparentar
que hubo un tiroteo y que intentó defenderse, la empuña en la mano del señor
Moreno para dejar impresas sus huellas, limpia la suya, la deja y se va
tranquilo como si nada.
_ Supongamos que lo que decís sea
cierto. También pudo ser alguien de afuera, un conocido, amigo, qué sé yo. Toca
el timbre, Moreno abre, el tipo le apunta, Moreno retrocede unos pasos por la
amenaza con el arma, el tipo lo mata y después pasa todo como vos decís.
_ Si hubiese sido alguien externo
y basándonos en la teoría del falso intento de robo, el tipo hubiese abierto
cajones, revoleado cosas por el piso... Hubiese provocado un desastre de
primera. Pasa siempre. Pero no es este el caso. Me dijiste, Fontán, que está
todo en orden. Además, el arma estaba guardada en un cajón en particular. Y
solamente las personas que viven con la víctima pueden saber eso.
_ Es imposible. Las cuatro
personas que convivían con él tienen coartada, estaban afuera. Te reitero que nosotros
mismos las contactamos y ya vienen para acá. Tienen que llegar en cualquier
momento.
_ Bueno, entonces es claro que una de ésas coartadas es dudosa.
Quiero entrevistar a los cuatro de a uno y a solas con Ailen. Quiero saber
motivos, conflictos personales, la rutina habitual de cada uno, sobre todo los
días jueves; cambios de comportamiento, etcétera.
_ Como quieras. Son tuyos.
_ Quiero el nombre de los cuatro
sospechosos. Voy a hablar con Ailen.
_ Enseguida te paso la data.
Ivonne Fraga le expuso sus
conclusiones a Ailen Ezcurra, que estuvo completamente de acuerdo con ella.
_ Es claro que la víctima estaba,
ponele que en la cocina._ explicaba Ezcurra._ Escucha la puerta de entrada, se
sorprende porque le parece raro, va a ver quién es y ¡puf! ¿Coincidís con mi
postura?
_ Sí, es lógico tu planteo.
Además, la posición del cuerpo lo confirma. ¿Qué averiguaste?
_ El cuerpo lo descubrió la
vecina de al lado, cuando vino a verlo a Moreno y no respondía. Miró por la
ventana que da a la calle y lo vio tirado, e inmediatamente nos avisó a
nosotros. No escuchó nada: ni disparos ni ninguna discusión ni nada por el
estilo.
_ ¿Más de cuatro impactos y no
escuchó nada?
_ Dijo que estuvo toda la mañana
en su cuarto, que está en el altillo, ordenando un par de cosas y con la música
a volumen fuerte. Entre sus cosas, encontró algo que Eduardo Moreno le prestó
hace algún tiempo y fue a devolvérselo.
_ ¿Te dijo si lo notó cambiado o
si percibió algo fuera de lo común en su comportamiento, en su forma de hablar
o quizás en su forma de mirarla durante estos últimos días?
_ No, me dijo que estaba como
siempre. No notó nada extraño. Dijo que siempre se mostró amable, tranquilo,
solidario.
_ ¿Amable como solía ser siempre
o en exceso?
_ Como siempre.
_ ¿Y el resto de los vecinos?
_ Algunos no están, así que se
enterarán de todo cuando vuelvan y los otros ni vieron ni escucharon nada. Lo
típico de siempre, en ése sentido. Ya estoy curada de espanto contra eso.
_ Ya le dije a Fontán que vos y
yo vamos a entrevistar a los cuatro que vivían en ésta casa junto a la víctima.
Ahora me va a pasar los datos bien de quiénes son, pero ya están avisados y
están en camino para acá.
_ Todos tienen coartada, por lo
visto.
_ Sí, pero como le dije a Fontán,
hay una coartada de ésas que es dudosa. Vamos a descubrirla y quien resulte ser
su portador, es también el asesino.
El resto de los habitantes de la
casa eran Marina Moreno, de treinta y ocho años de edad, hija de la víctima.
Vivía ahí mismo con quien era su pareja de entonces, Víctor Acevedo. El tercer
habitante era Lorenzo Moreno, hermano de la víctima. Y Juana Moreno, sobrina de
la víctima e hija de su hermano.
Los cuatro llegaron a la casa
consternados y conmovidos por lo ocurrido. Pues debían estar convencidos de que en realidad se trató de un homicidio en
intento de robo y no un asesinato
premeditado por alguno de ellos cuatro. Así evitarían que entorpecieran la
investigación y se pusieran de acuerdo entre ellos para convenir una historia
que los desvinculase del crimen.
Las detectives entrevistaron en
primer término al hermano de la víctima, Lorenzo Moreno. Estaba realmente
trastornado y afectado por la pérdida de su hermano. Lo llevaron a cabo en una de las habitaciones de la casa, en donde no dispusieron más que cuatro sillas y una mesa de por medio.
_ ¿Cuándo fue la última vez que
vio a su hermano con vida?_ empezó preguntándole Ailen Ezcurra.
_ Hoy a la mañana, antes de irme
al trabajo_ respondió Lorenzo Moreno afligido._ Desayuné con él, hablamos como
siempre y me fui. Fue una mañana como cualquier otra.
_ ¿Dónde trabaja?
_ Soy abogado, trabajo en un
estudio en Recoleta.
_ ¿Eduardo los mantenía o cada
uno hacía su propio aporte para llevar la economía de la casa?
_ Cada uno aporta lo suyo. Somos
una familia. Jamás permitiríamos que uno mantenga al resto.
_ ¿Era casado Eduardo, señor
Moreno?
_ Quedó viudo hace catorce años.
Se apoyó mucho en mí desde que su esposa falleció de cáncer. Yo nunca me casé
por culpa de mi trabajo. Éramos bastantes diferentes con mi hermano, pero muy
allegados.
_ ¿Se llevaban bien?_ intervino
Ivonne Fraga.
_ Sí. Teníamos nuestras
diferencias como hermanos y como familia, como todo el mundo, pero nada
importante.
_ ¿Su trabajo como abogado se
interpuso entre ustedes dos alguna vez?
_ Hace unos meses, una pavada.
Eduardo salió a comprar acá cerca y presenció casualmente un accidente de tránsito. Habló con la persona afectada y me recomendó.
Como favor, él le salió a la chica de testigo. Era un juicio absolutamente ganado. Pero Eduardo fue amenazado y cambió la versión de los hechos en beneficio
del infractor, del que provocó el accidente. Por ende, yo perdí el juicio, mi prestigio y
el estudio también perdió el suyo, además de la plata. Pero era mi hermano y lo apoyé. No hubo jamás
rencores por eso. La Fiscalía investigó las
amenazas pero sin mucho éxito.
_ Vamos a necesitar la dirección
de donde trabaja para confirmar su coartada.
_ Claro, por supuesto. Se las
daré a sus oficiales.
_.Gracias, señor Moreno. Queremos
hablar ahora con su sobrina, Marina Moreno_ expresó sin emoción Ailen Ezcurra.
A los pocos minutos, la mujer
estaba sentada frente a las investigadoras, igualmente consternada como su tío.
Apoyó las dos manos entrelazadas sobre la mesa y se mostró dispuesta a
contestar cualquier clase de pregunta.
_ ¿Dónde estaba hoy a la mañana
cuando mataron a su padre?_ empezó indagando Ivonne Fraga.
_ Estaba en terapia con mi
pareja. No nos llevábamos bien últimamente y decidimos empezar a hacer terapia
para intentar saldar nuestras diferencias y ser una pareja feliz otra vez.
_ ¿Cómo tomó su padre esto?_ se
metió a preguntar, Ailen Ezcurra.
_ Mal. Me vio un par de veces
llorar, lo vio a Víctor indiferente frente a la situación, como si yo no le importara.
Mi padre lo increpó varias veces y hasta lo amenazó con echarlo de la casa si
no se comportaba como un caballero conmigo. A Víctor no le cayó nada bien eso.
Y para calmar las aguas, supedité la permanencia de Víctor en casa a cambio de
empezar a hacer terapia de pareja. Mi padre aceptó. Empezamos hace dos jueves atrás
y mejoró la relación un montón, tanto entre nosotros como entre Víctor y mi
padre.
_ ¿Sabe de alguien que quisiera
lastimar a su padre?
_ No, nadie. Se me hace imposible
imaginar quien pudiera quererlo muerto. ¿Por qué me lo pregunta? ¿Acaso no se
trató de un asalto que salió mal?
_ Sí, así fue. Pero entienda que
nuestro trabajo es descartar todas las posibilidades posibles.
_ ¿Usted se llevaba bien con su
padre?_ disparó la detective Fraga.
_ Sí. Teníamos una relación muy
linda. Todavía no puedo creer que esto haya pasado_ y Marina Moreno se largó a
llorar compulsivamente.
_ Nuestro más sentido pésame,
señora Moreno. Necesitamos que nos facilite la dirección de su psicólogo para confirmar su
coartada. Es una cuestión de rutina, nada más.
_ Está bien.
_ Gracias. Puede retirarse.
_ ¿Creés que pudo haber sido
ella?_ le preguntó Ailen Ezcurra a su amiga, después de que Marina Moreno
abandonara el cuarto.
_ Yo creo que tiene más motivos Acevedo,
su pareja, que ella misma_ opinó Fraga.
_ Estaban en terapia los dos
juntos. No te olvides de eso.
_ Vamos a hablar con Acevedo, y
cuando terminemos con todos los interrogatorios, te digo lo que pienso.
_ Quizás pensemos lo mismo las
dos.
Víctor Acevedo era un hombre
indiferente y que no mostraba ni emociones ni resentimientos. Su rostro era de
una facción tenebrosa y áspera, pero su personalidad demostró todo lo
contrario. Era un hombre sensible y compasivo.
_ Estaba con mi mujer en terapia_
declaró haciendo un sobreesfuerzo por no quebrarse._ Tenía unas diferencias con
Eduardo. Pero supongo que Marina ya les habrá contado sobre eso.
_ Sí, ya nos los dijo_ afirmó la
detective Ezcurra._ ¿Por qué vivían acá en vez de tener su propia casa con la
señora Moreno?
_ Porque no está a nuestro
alcance comprarnos una vivienda propia. Inclusive intentamos solicitar alguna
hipoteca, algún préstamo, pero nos rechazaron en todos lados por unas viejas
deudas de familia. Así que empezamos a juntar plata de a poco para poder
comprar una casa y mudarnos solos.
_ ¿De qué trabaja, señor Acevedo?
_ Soy mecánico en un taller sobre
la avenida Warnes. Se imaginarán que no gano una fortuna.
_ Y con la muerte del señor
Moreno, imagino que la casa quedaba para su hija, ya que de todos los que viven
en ésta casa, ella es su vínculo más directo. La casa pasa del padre a la hija
de forma directa, así es la sucesión en nuestro país. El problema de un hogar
para ustedes dos quedaría subsanado. Echan a Lorenzo y a su hija con cualquier pretexto y asunto resuelto.
_ ¡No me gusta lo que está
insinuando!_.Víctor Acevedo se puso de pie violentamente.
_ Mi compañera sólo descarta
posibilidades_ la defendió Ivonne Fraga.
_ Pudieron haber contratado a
alguien de afuera_ siguió Ezcurra, prepotente._ Le dieron la llave de la casa,
el tipo entró, cometió el homicidio y usted y su esposa tienen la coartada
ideal.
_ ¡Me ofende! Eso es todo.
Terminamos. Si quieren volver a hablar con alguno de los dos, van a tener que
contactar primero a mi abogado_ repuso frenético.
Y el señor Acevedo dio un fuerte
portazo a la puerta cuando abandonó la habitación. Ivonne Fraga le dirigió una
mirada frívola y hostigante a su amiga.
_ ¿Qué fue eso?_ le reprochó
asombrada.
_ Quería asegurar una idea que
tengo desde que interrogamos a alguien en particular.
_ ¿Y ésta es tu manera de
conseguirlo? Te felicito, Genia. Nos pueden hacer un sumario por esto. Acusaste
prácticamente de asesinato al tipo sin ninguna evidencia que te respalde. ¿En
qué estabas pensando, Ailen?
_ Por ahí me exacerbé, lo admito.
Perdoname. Pero no fue en vano.
La detective Fraga exhaló un
suspiro de impaciencia e hicieron pasar finalmente a la última persona que
restaba por interrogar: Juana Moreno. Era una mujer de unos veintipico de años,
de complexión atlética y modales refinados.
_ ¿Dónde estaba hoy a la mañana?_
quiso saber Fraga.
_ Corriendo, haciendo ejercicios
por el barrio. Me gusta más hacer ejercicios al aire libre que estando
encerrada adentro de un gimnasio y que te cobren una fortuna por eso_ respondió
la muchacha amablemente.
_ ¿Algún conocido la vio? ¿Se
cruzó con alguien y estuvieron hablando?
_ No, detective.
_ Entonces, nos está diciendo que
no tiene coartada al momento del crimen_ lanzó Ailen Ezcurra sin piedad.
Ivonne Fraga le dirigió una
mirada de advertencia.
_ Sólo les digo la verdad. Y yo
no quería muerto a mi tío_ respondió Juana Moreno con calma y conteniéndose
para no estallar.
_ Su verdad no es la verdad en
sí_ la confrontó con aticismo, Ezcurra.
_ ¿Todos los jueves tiene la
misma rutina por la mañana?_ preguntó más cordialmente, la detective Fraga.
_ Sí. Aprovecho que es mi día
libre_ contestó Juana Moreno._ Después, corro los sábados por la tarde y los
domingos un rato a la mañana.
_ ¿Cómo era su relación con su tío?
_ Buena. Era más que eso. Vivía con él porque él mismo
me lo pidió. Le encantaba estar conmigo. Mi padre no estuvo muy de acuerdo,
pero logró convencerlo para que me quedara. Vivo en Saladillo en realidad
yo, pero estoy en Buenos Aires por el
estudio y el trabajo. Y mi tío prefirió que me quede en su casa a tener que
pagar un alquiler en alguna casa o departamento en donde sea.
_ ¿Tuvieron alguna pelea en los
últimos meses?
_ Hace tres semanas. Yo estaba
buscando trabajo pero no conseguía nada porque, para serles sincera, mi
currículum era muy pobre. Hablando
así con una compañera de Facultad, vi que su currículum era sobresaliente, era
realmente un lujo. Me lo mostró como ejemplo para que yo armara el mío propio
basado en el suyo. Pero no disponía ni de las cualidades ni de la experiencia
que tenía ella. Así que... Lo robé sin que se diera cuenta, lo fotocopié y se
lo repuse con la misma discreción con la que se lo saqué. Solamente tuve que
cambiar el nombre de ella por el mío, algunos datos básicos y listo. Pero
cuando lo estaba por hacer, mi tío me agarró in fraganti. Me dijo que
desistiera de la idea, porque sino me delataría. Que hacer una cosa así me
traería muchos problemas a corto plazo. Le dije que tenía razón. Pero le mentí y seguí adelante con la
iniciativa_ e hizo una pausa repentina.
_ Y el señor Eduardo Moreno la
descubrió_ continuó la detective Ezcurra._ Tuvo motivo y oportunidad para el
crimen.
_ Yo no lo maté. Quería mucho a
mi tío.
_ Eso es todo. Puede retirarse.
Gracias por su tiempo.
_ ¿Otra vez?_ la increpó Ivonne a
Ailen, cuando la joven dejó el cuarto.
_ Ella no fue_ respondió Ezcurra
con seguridad._ Sería obvio que ella lo hiciese porque tiene una coartada que
nadie puede verificar, según su declaración. Y fijate que es una mujer flaca y
menuda. La creo incapaz de sostener un arma tan pesada como una Magnum 38, apuntar
directo al pecho y disparar, a falta de uno, dos tiros.
_Coincido con vos_ convino Ivonne
Fraga._ ¿Entonces? Porque todos tenían motivo para el asesinato. Eso no me lo
esperaba.
_ Verifiquemos las otras
coartadas. Te sugiero empezar por...
Y le susurró unas palabras al
oído.
_ Estoy de acuerdo. También
sospecho de ésa persona.
Balística determinó que el arma
que le quitó la vida a Eduardo Moreno fue la Magnum 38 encontrada en la escena,
sobre la que no se establecieron muchos parámetros clarificadores ya que no
pudieron recuperar el número de serie ni huellas dactilares. Pero sabían que de
la Comisaría 24 había desaparecido un arma de las mismas características,
evidencia de un asalto a mano armada a un banco hacía dos meses y medio. Los
registros fueros modificados, por lo que no se sabía con certeza quién la había
retirado del depósito y se estaba trabajando para averiguarlo cuanto antes,
aunque todavía sin pistas firmes. Por último, se determinó que la trayectoria
del disparo era consistente con la posición del cuerpo, lo que le daba solidez
y verosimilitud a la teoría invocada por las detectives.
En cuanto a la otra arma, la de
calibre veintidós, tenía las huellas propias de la víctima y estaban todos los
papeles en regla.
Tanto Ailen Ezcurra como Ivonne
Fraga se interiorizaron de estos descubrimientos después de que hubieron
terminado de corroborar todas las coartadas proporcionadas por los cuatro sospechosos,
que estaban reunidos todos juntos en el comedor. Las investigadoras los
enfrentaron a solas, fuera de la presencia del resto de los oficiales y del
equipo de investigación.
_ Juana Moreno_ dijo Ailen
Ezcurra._ Sabemos que usted no lo hizo. Es verdad que no dispone de una
coartada muy sólida que digamos, pero ciertos detalles de su historia nos confirman su cargo de no
culpabilidad en la muerte de su tío.
La muchacha sonrió calurosamente,
sintiéndose profundamente aliviada.
_ ¿Acaso no fue un asalto que
salió mal?_ protestó Marina Moreno, absolutamente sorprendida.
_ Eso quiso que pensáramos quien
lo hizo, pero cometió una serie de errores que nos llevaron a concluir que en realidad
se trató de un deliberado asesinato a sangre fría. Y tales errores nos llevaron
a la irremediable conclusión de que quien
mató al señor Eduardo Moreno fue uno de ustedes cuatro.
_ Juana Moreno ya quedó
descartada_ prosiguió Fraga._ Quedan tres. Y sabemos que pese a que todos
tienen coartadas al momento del asesinato, una es dudosa y débil, y se cae por su propio peso. Fue
armada exclusivamente por el culpable para cubrir sus rastros. Mal hecho, por
cierto.
Todos se miraron entre sí
consternados, asustados, nerviosos y confundidos.
_ Debe haber un error_ se quejó Víctor Acevedo.
_ Es una locura_ opinó Lorenzo
Moreno.
_ Ningún error_ afirmó Ezcurra.
_ Hablamos con el licenciado
Ravena, señor Acevedo, y él y su secretaria confirmaron que tanto usted como la
señora Marina Moreno estuvieron ateniéndose hoy a la mañana en su consultorio_
agregó la detective Fraga.
_ Y el ganador es Lorenzo Moreno_
dijo con ironía Ailen Ezcurra.
El acusado se rió nerviosamente.
Todas las miradas estaban puestas en él. Nadie salía de su asombro, nadie podía
creerlo.
_ ¿Qué pavadas están diciendo?
¡Por favor!_ intentó defenderse Lorenzo Moreno, pero cualquier intento de parte
suya por querer demostrar lo contrario resultó en vano.
_ Hablamos con sus compañeros de
trabajo, sus colegas del estudio_ continuó Fraga_ y nos dijeron que usted no
iba a trabajar los días martes, porque era su día de franco fijo. Pero pidió
que ésta semana se lo cambiasen para hoy jueves. Raro, ¿no? No, a decir verdad, no es extraño, porque hoy jueves no había nadie en la casa a la mañana,
su hermano estaba solo, era el momento ideal. Y como el resto de la familia tenía coartadas sólidas, usted tuvo que
crearse la suya propia. Pero la idea de matar a Eduardo Moreno, apuesto lo
que quiera a que fue toda de algunos de sus compañeros del estudio.
_ Ellos le sugirieron el cambio
del franco propuesto sin dudas por usted mismo. Vino a matar a su hermano y
ellos lo cubrirían diciendo que nunca se fue de la oficina para nada. Hasta le
proporcionaron el arma. Son abogados y como tales tienen contactos muy pesados
dentro de la Policía. Así les fue fácil conseguir el arma. La sacaron de la
Comisaría con un nombre falso, le borraron el número de serie y así pensaríamos
que fue comprada en forma particular a un vendedor ilegal y que de ése modo
nunca podríamos rastrearla. Pero la gente de Balística hizo muy bien su
trabajo.
_ Usted sabía que su hermano
guardaba un arma, así que se la apropió para simular un tiroteo entre él y el
supuesto ladrón por un robo que salió mal. Así desviaría la investigación hacia
una pista falsa y nunca sabríamos que en realidad usted asesinó a Eduardo
Moreno. Lástima que no tuvo en cuenta ciertos detalles trascendentales.
_ ¿Y por qué lo maté?_ preguntó
con disciplencia Lorenzo Moreno.
_ Usted mismo nos lo dijo antes
cuando lo interrogamos: la puesta en juego de su prestigio como abogado y el
del estudio por el caso que su hermano arruinó cuando cambió la declaración a
última hora bajo coacción de terceros_ contestó Ailen Ezcurra con convicción.
_ La millonaria suma que perdieron en pesos por su culpa es secundaria, ¿no?_ escarneció Ivonne Fraga.
Unos oficiales esposaron y
apresaron a Lorenzo Moreno, en tanto que el resto de la familia estaba traumada
por lo sucedido. Todavía no caían en la realidad de la naturaleza de lo
acaecido.
_ ¿Sabés qué es lo más traumático
de todo?_ le dijo Ailen a Ivonne, de vuelta en la Comisaría.
Su amiga negó con la cabeza.
_ Todo el tema del papeleo y la
elevación del informe del caso.
_ La última vez estuve sola me
tocó hacerlo a mí. Ahora bancatela vos, querida.
Ailen Ezcurra le dirigió una
mirada poco amistosa a su compañera.
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