Pero ésa
vez resultó algo particularmente diferente a todas las anteriores. Pasamos una
velada deliciosamente agradable y hablamos de las cosas más vulgares e
intrascendentes que pudieran existir y ser eje central de conversación de tres
hombres solteros y servidores de la ley. Un tema llevó a otro y no sé cómo
terminamos hablando de fenómenos paranormales. Dortmund detestaba en
profundidad todas ésas cuestiones pero puedo asegurar que aquella vez se sintió
raramente a gusto. Intempestivamente, el capitán Riestra tomó la palabra.
_ Si vamos
a hablar de cosas sobrenaturales_ comentó con pesar, _ entonces les contaré muy
resumidamente el caso de la dama del puente. No me tomará más de cinco minutos
contárselos y podrán sacar todas las conclusiones que crean convenientes.
_ ¿Fue
parte de él?_ pregunté sólo por curiosidad.
_ Sí, y me
parece oportuno dividir el relato en pequeños segmentos para facilitar su
compresión y la visualización de todos los detalles que hicieron al caso.
_ Adelante_
lo instó el inspector Dortmund.
Su relato
fue algo más o menos así:
1948: una joven pareja discutió sobre el puente
Superí, a la altura del barrio de Saavedra, en la zona norte de Capital
Federal. César Filoni le pedía perdón a Greta Ascabi por una supuesta
infidelidad que ella le recriminaba a él, pero la discusión se tornó cada vez
más agresiva y peligrosa. Finalmente, Greta Ascabi cayó por el puente y murió
en el acto exactamente el 9 de agosto de 1968. César Filoni alegó durante toda
la causa que durante la pelea ella se alejaba cada vez más de él; y que en un
momento dado tropezó sin saber cómo, se precipitó al vacío y se mató. Él
intentó evitar la caída y el posterior desenlace, pero nada pudo hacer. Y como
la Policía no tenía pruebas incriminatorias en contra suya y las circunstancias
lo avalaban, fue sobreseído y la muerte de Greta Ascabi quedó caratulada como
accidental.
1958: el 9 de agosto de ése año, un hombre discutió fuertemente con una
mujer que no fue identificada en ése momento en el puente Superí y cayó al
vacío por el mismo espacio y de la misma forma que Greta Ascabi hacía un año
atrás. La víctima fue Hugo Pasos.
1968: misma fecha, mismo hecho y mismas circunstancias. La víctima ésa vez
fue Pascual Rizzoli y nunca se supo qué fue de la última mujer que lo vio con vida
en el puente, pero era otra dama, diferente a la que estaba en compañía de Hugo
Pasos un año atrás.
1978: exactamente igual. Y otra dama misteriosa, diferente a las dos
anteriores, entró en escena y nunca se la encontró. La víctima de entonces fue
Lisandro Peralta.
_ La gente
no paró de decir_ dijo Riestra, cuando finalizó el relato_ que el espíritu de
Greta Ascabi fue el culpable de ésas fatídicas muertes. Se alimentó el mito de
que Greta Ascabi sabía que César Filoni la había arrojado por el puente y que
su alma había reencarnado en otros cuerpos para vengar su muerte ya que no
obtuvo justicia, propiamente dicho.
_ Pero un
hombre inteligente como usted, capitán Riestra_ se apresuró a decir mi amigo, _
supongo que no creyó en absoluto ninguna de ésas absurdas e infundadas
especulaciones.
Y lo miró
con recelo.
_ ¿Por qué
clase de persona me toma usted, inspector Dortmund?_ replicó disciplente
nuestro visitante._ Claro que no creí nada de todas ésas paparruchadas sin
sentido que se dijeron alrededor del caso.
_
¿Investigó el caso de principio a fin?_ pregunté para calmar un poco las aguas.
_ No, sólo el
último: el de 1978_ respondió afable el capitán Riestra.
_ Y el
último se registró hace apenas dos meses_ reflexionó vacilante Dortmund. _ Y hace dos meses fue 9 de agosto,
oportunamente. Dígame, capitán Riestra: ¿qué tanto pudieron avanzar en la
investigación de las muertes?
_ Poco y
nada_ respondió el aludido._ Y yo diría qué más nada que poco. Leí el reporte
de la muerte de Greta Ascabi y del asesinato cometido al año y no encontré
ningún elemento que pudiera direccionar la instrucción del nuestro caso. Y los oficiales
que investigaron ambos casos originalmente tampoco sacaron nada en limpio. Y la
investigación de 1968 tampoco echó algo de luz al caso en general.
_ ¿No
encontraron ninguna relación entre las víctimas?
_ Nada.
_ ¿Ni
siquiera en su seno familiar?
_ Tampoco.
Sólo que eran todos hombres solteros, pero no pudimos avanzar más que eso. Y es
un detalle que nos llevó a foja cero.
_ ¡Ése es
el detalle más importante!_ exclamó Sean Dortmund con vehemencia.
_ Pero le
repito en buenos términos que es algo irrelevante y que nos llevó a la
mismísima nada_ dijo el capitán Riestra, prácticamente en un susurro y algo
confundido.
_ Porque no
investigaron debidamente. Y a partir de ello, el resto se deduce solo. ¡Por
Dios, que no saben trabajar como corresponde los de la Federal!
_ Dortmund:
explíquese mejor_ le sugerí.
El
inspector se encogió de hombros y se relajó, como haciendo alarde de su
inteligencia.
_ La
señorita Greta Ascabi_ dijo Dortmund, _ ¿tenía una hermana, cierto?
_ Sí_
confirmó nuestro amigo. _ Creo que se llamaba Dolores... Sí, Dolores Ascabi.
_ Y era o
es empleada de una empresa de seguros, ¿no es así?
_ Sí...
bueno... Tal vez, sí_ titubeó Riestra, mientras nos miraba a Dortmund y a mí
con ingenuidad.
_ Entonces_
continuó el inspector, _ ella atiende a estos hombres que quieren averiguar los
pasos a seguir y los requisitos para solicitar un seguro de vida ante cualquier
eventualidad. Ella los asesora y se los otorga como buena empleada que es. Revisa
el nombre de la beneficiaria, chequea sus datos y los roba, falsificando toda
la documentación legal correspondiente. Se viste, en cada ocasión, de una
manera diferente para que no la reconozcan y asesina a esos hombres a los que
les aprobó el seguro exactamente igual a como murió su hermana Dolores Ascabi. Sólo debe fingir ser la beneficiaria de la
póliza para cobrarlo posteriormente. Y como ella trabaja en la propia empresa
aseguradora y ella misma aprobó cada una de las solicitudes, es algo extremadamente
sencillo conseguirlo, igual que alimentar el mito sobre el espíritu de su
hermana, y más disponiendo de todos los papeles falsos. Sólo debe procurar ser
convincente y no dejar ningún detalle librado al azar, lo que no representa
ningún problema para la propia Dolores Ascabi.
_ Y como
quien sacó el seguro murió_ deduje con inteligencia, _ los beneficiarios
genuinos van a cobrar el dinero que les pertenece pero no pueden porque se les
notifica que en realidad la víctima nunca lo solicitó o en su defecto que el
trámite les fue negado. Dolores Ascabi es una mujer fría e imperturbable como ninguna.
Dortmund me
miró con regocijo.
_ Me
asombra para bien, doctor_ me elogió con satisfacción el inspector.
El capitán
Riestra se rascó la cabeza en señal de derrota.
_
Supongamos que lo que plantean_ intervino Riestra_ sea cierto, y no dudo por
nada en el mundo de que lo es. ¿Por qué
lo hace? ¿Cuál es el objetivo de toda ésta locura?
_ Asesinar
al señor César Filoni_ disipó Dortmund_ para posteriormente obrar como lo hizo
con tres víctimas inocentes y vengar así la muerte de su hermana, Greta Ascabi.
Con este plan, nunca nadie sospecharía de ella y de sus verdaderos propósitos.
Porque el señor Filoni conoció a Greta en la misma compañía porque ambas
hermanas, no dudo, trabajaban juntas. Y Greta fue la asesora del señor César
Filoni.
_ Hombres
solteros para generar una pista falsa_ reaccionó el capitán Riestra_ y que
creamos en caso de obtener avances en la investigación, de que se trataba de
una Viuda Negra.
El
inspector asintió con un movimiento de cabeza.
_
¿Realmente lo de la señorita Greta Ascabi fue un accidente o César Filoni la
mató?
_ Una
eterna pregunta sin respuesta, capitán Riestra.
El capitán
nos agradeció y se retiró con cierto apuro.
_ Nos usó de
carnada_ comenté después que se fuera.
_ Es un
buen hombre_ repuso Dortmund con complacencia.
_ ¿Cree que
logre evitar la muerte de César Filoni y atrapar a Dolores Ascabi con las manos
en la masa?
_ Supe que
César Filoni murió hace tres años de un cáncer de estómago fulminante. Es un
hecho que no se hizo público, pero dispongo de mis propias fuentes y es un dato
constatado. Pero quiero saber qué tan lejos es capaz de llegar nuestro amigo. Y
antes que pregunte, sí... Conocía el caso de mucho antes.
_ Es perversamente
astuto, Dortmund. ¿Y qué hay de Dolores Ascabi?
Dortmund se
preocupó notablemente.
_ Espero
que no sea tarde y puedan arrestarla a tiempo_ dijo al fin. _ Quedan diez meses
por delante antes de que intente dar su próximo golpe y descubra que su objeto
primario se lo arrebató la naturaleza en un ataque de ira, porque ignoro de lo
que una mujer así sería capaz de hacer entonces.
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