Como miles
de otras tantas veces, este caso llegó a nuestro conocimiento por intervención
de nuestro buen amigo, el capitán Riestra. Sin embargo, cuando le consultó a Dortmund, él estaba ocupado en otro
asunto más importante y se excusó ante el capitán, que pareció ofenderse y
sorprenderse por la decisión del inspector. Le insistió incansablemente hasta
que recurrió a un método poco ortodoxo pero eficaz para obtener de Sean
Dortmund la ayuda solicitada.
_ Creo en su
capacidad, Dortmund_ lo aduló Riestra._ Y creo que en el mundo no existen dos
iguales a usted. Y por eso, podemos hacer más interesante mi ofrecimiento, si
usted me lo permite.
Captó la
atención de Dortmund de inmediato.
_ ¿De qué
clase de ofrecimiento se trata, capitán Riestra?_ inquirió él con súbito
entusiasmo.
_ Si logra
resolver el caso que estoy investigando en menos de tres horas a partir de
ahora, le pagaré cinco mil australes.
_ ¿Me está
sobornando?
_ No, le
estoy apostando. Si no cumple, usted me deberá el dinero a mí. ¿Acepta?
Sean
Dortmund dejó lo que estaba haciendo y le respondió al capitán con un esbozo.
_ Cuéntemelo
todo_ dijo.
_ El crimen
ocurrió en una quinta en Villa Devoto en medio de una fiesta que daba su
anfitrión, llamado Hernán López, quien casualmente resulta ser la víctima fatal
en cuestión. Estaba nadando en su pileta y de repente los otros invitados,
todos conocidos y allegados suyos, escucharon un sonido similar al de una
botella desconchada y vieron sangre fluir del cuerpo del señor López que estaba
flotando boca abajo. Todos se conmovieron, reaccionaron, gritaron, se
descontrolaron, pero nada pudieron hacer. El disparo le dio directo en el pecho
y la muerte fue instantánea. Y acá empieza el misterio.
Al momento
del homicidio, el señor López estaba nadando solo, absolutamente solo, estilo
pecho. ¿De dónde provino el disparo para impactarle justo en el corazón?
Recuperamos el arma del agua pero está limpia. Los técnicos la van a analizar
en detalle pero no esperan encontrar demasiado. Los resultados estarán listos
recién para hoy a última hora.
_ ¿El crimen
tuvo lugar ayer, capitán Riestra?
_ Ayer entre
las cinco y las siete de la tarde, Dortmund. Los invitados fueron todos
interrogados hasta el hartazgo pero no revelaron información de interés para la
causa. El caso me está haciendo perder los estribos. Si al señor Hernán López
le dispararon en el corazón mientras nadaba, el tiro tuvo que provenir desde
afuera. Pero eso es imposible por dos motivos fundamentales: primero, porque
disparar desde afuera de la piscina adelante del resto de los invitados hubiese
sido extremadamente arriesgado. Y segundo, porque nadaba estilo pecho.
Entonces, ¿cómo murió? El caso me excede. Y a no ser que usted me ayude, voy a
enloquecer.
_ ¿Todos los
invitados están limpios?
_ Examinamos
los antecedentes de cada uno de ellos. Ni una sola mancha en su historial
judicial ni asignaturas pendientes con la Justicia. Y ninguno tenía motivos
para matar al señor López.
_ Eso no es
del todo cierto, capitán Riestra, porque si lo mataron, alguien tenía un
motivo.
_ ¿Cuántos
invitados eran en total?_ pregunté.
_ Doce_
contestó el capitán Riestra._ Examinamos sus coartadas, sus ubicaciones al
momento del asesinato, todos los ángulos posibles...
_ Hábleme
del señor López_ le sugirió Dortmund.
_ Se mudó a
esta quinta hace tan sólo dos meses. Organizó la fiesta para presentársela
oficialmente a sus amigos.
_ ¿Cómo la
adquirió?
_ La compró
con plata que su padre le dejó de herencia. El señor Francisco López falleció
por una insuficiencia cardíaca severa, producto del cigarrillo.
_ ¿Y su
madre?
_ Vive en
Necochea. Ya sabe lo que pasó con su hijo. Viene en micro, llega hoy a última
hora de la noche.
_ ¿Era hijo
único?
_ Afirmativo,
Dortmund.
_ ¿Algo más
sobre el señor Hernán López?
_ Compró
varias cosas costosas en las últimas semanas y pagó deudas atrasadas que
ascendían a los treinta y cinco mil australes. La discrepancia es que su sueldo
no era suficiente para acceder a tantos lujos.
_ ¿De dónde
sacó el dinero, entonces?_ interpuse.
_ Estamos
trabajando en eso, pero hasta ahora no encontramos nada anormal en sus
finanzas. Esperamos que la madre pueda contestarnos al respecto. Quizá sepa
algo que nosotros ignoramos.
_ ¿Es
posible que las deudas las saldara con la diferencia que le quedó de entre lo
que le dejó su padre como herencia y lo que le sobró de ella?_ preguntó
reflexivo mi amigo.
_ Lo
investigamos. Ése resto lo utilizó para amueblar la propiedad.
_ ¿Cuándo fue
construida la residencia, capitán Riestra?
Miramos a
Dortmund azorados.
_ ¿Importa
eso?_ interrogó Riestra.
_ Es posible
que sea la base de todo el caso y que explique el origen de su dinero_ disipó
el inspector.
Con el
capitán no comprendimos demasiado el punto de vista de Dortmund, pero Riestra
le solicitó a la inmobiliaria que le vendió la propiedad al señor López los
pliegos de licitación, las escrituras de la quinta, los planos y todo lo
referente a ello para certificar la información requerida por Sean Dortmund. La
casa se construyó en 1973 sobre un terreno baldío.
_ Hubo una
gran cantidad de estupefacientes que desaparecieron y nunca fueron encontrados_
comentó mi amigo cuando Riestra le proporcionó dichos datos._ El traficante se
llama Ricardo Rial y está preso desde entonces. Pero nunca le reveló a la
Policía el escondite de ése motín de estupefacientes, valuado en más de diez
millones de australes, según me notificó una fuente amiga.
_ ¿Usted
sugiere que eso fue enterrado en dicho terreno baldío y que el señor López lo
encontró de casualidad y lo vendió a otros contrabandistas?_ preguntó Riestra,
asombrado y con brillo en sus ojos.
_ Las fechas
coinciden y además explicaría de dónde el señor Hernán López consiguió la plata
para comprarse cosas ostentosas y saldar completamente deudas atrasadas.
Supongamos así que el señor Rial planeó desde la cárcel recuperar lo que era
suyo y contactó a alguien de afuera para que hiciera el trabajo. Seguramente,
él y su cómplice intercambiaban información a través de misivas que eran
ocultas en las mangas de sus prendas, donde planearon todo el golpe y el señor
Rial le facilitó a su contacto la ubicación exacta en donde la mercadería estaba
enterrada. Pero cuando su cómplice fue hasta allí, se encontró con una lujosa
quinta levantada encima del tesoro. El plan ahora es ganarse la confianza y
amistad del señor López. El objetivo es alcanzado pero él es una persona
presumida y se ufana de su descubrimiento y revela lo que hizo con él.
Desconoce que le revela dicha información al enemigo y firma de este modo su
sentencia de muerte. El señor Rial da la orden de matar desde la prisión y su
cómplice encuentra en la fiesta el momento ideal para asesinarlo.
_ ¡Su teoría
es brillante! ¿Pero, cómo dispararon? Ése punto sigue siendo un completo
misterio.
_ Con los
dedos de los pies. El asesino estaba sentado en la orilla de la pileta con los
pies dentro del agua, sosteniendo discretamente el arma. El señor Hernán López
nadó y cuando pasó justo por debajo de los pies del asesino, aquél apretó el
gatillo seguramente con el dedo gordo de uno de sus pies causándole la muerte
al instante. Inmediatamente, deja caer el arma y finge sorpresa y estupor como
los demás invitados.
El capitán
Riestra se quedó sin palabras ante el fantástico relato de mi amigo y fue hasta
la penitenciaria de Marcos Paz para ver los registros de visita del señor
Ricardo Rial durante las últimas semanas. Sólo lo visitó reiteradamente una
sola persona: Soledad Rial, su hija, casualmente presente en la fiesta del señor
López. El capitán logró conseguir una orden de detención en contra de Soledad
Rial, quien por recomendación de su abogado defensor, confesó todo y su
declaración de los acontecimientos coincidió en todos sus puntos con la versión
de Sean Dortmund.
_ Ayudó a la
Policía Federal a cerrar dos casos juntos_ le dijo Riestra al inspector,
mientras le esbozaba una sutil sonrisa._ Le estoy sumamente agradecido.
Le estrechó
la mano, pero Sean Dortmund rechazó el saludo. Miró al capitán con insolencia y
una sonrisa enigmática. Y extendiendo descaradamente su mano palma arriba,
dijo.
_ ¿No se
olvida de algo, capitán Riestra?