lunes, 29 de enero de 2018

La casa abandonada (Gabriel Zas)





La hermosa joven que se nos presentó a Dortmund y a mí aquélla tormentosa y fría mañana de julio se llamaba Rosalía Teruel. Era joven, fresca y muy agradable en su trato. Pero esa vez estaba inquieta y preocupada. Era martillera pública y el motivo de su consulta iba en detrimento con su profesión. Después de las presentaciones formales y de rigor, mi amigo la invitó a ponernos al tanto de su problema.

_ Seré muy breve_ dijo_ porque no soy buena relatando historias y mucho menos adornándolas con detalles y cosas por el estilo. Les diré los hechos en sí tal como sucedieron y júzguenlo ustedes mismos por sus propios medios.

En la esquina de Irigoyen y Falcón, en Villa Luro, hay una casa que perteneció tiempo atrás al dueño de un prestigioso colegio privado de la zona, el señor Manuel Griera. La escuela República de Noruega, tal era el nombre de la institución, fue bajando la calidad de su enseñanza paulatinamente, lo que hizo que muchos padres desistieran de seguir llevando a sus hijos ahí y que consecuentemente llevó a la quiebra de la entidad a los pocos meses. Cuando el colegio cerró definitivamente sus puertas hace un año atrás, las deudas asomaban por todos lados. Y como no podía saldarlas y carecía de recursos para juntar todo el total de lo que debía, puso como garantía su casa y asfixiado por perderlo todo, se suicidó hace seis meses atrás envenenándose. La Policía certificó que el señor Griera mezcló en un vaso de ron una dosis letal de un veneno que no dieron a conocer porque la causa se encontraba bajo secreto de sumario y lo bebió hasta la última gota.

Se supo a los pocos días que los tasadores asignados por los acreedores rechazaron tomar la casa como garantía de pago porque su valor era muy inferior al dinero que debía. Por el contrario, solicitaron una autorización legal de un juez Civil para embargar el colegio y cobrar de allí las deudas. El juez aceptó y la operación se concretó hace poco más de un mes.

Fue cuando se abrió la licitación, que mis socios y yo ganamos, para que alguna inmobiliaria de la zona vendiera la casa. Pero en seis meses, la vieja casa de Manuel Griera se desvencijó más de lo que estaba y la humedad la estropeó casi por completo, dejándola prácticamente en ruinas. La pusimos en venta por obligación, sin la esperanza de que alguien la comprara. Pero vinieron de la nada unos empresarios extranjeros y nos ofrecieron una gran suma para comprar el terreno de la casa porque querían abrir un pequeño negocio textil y el lugar se ajustaba perfectamente a sus necesidades comerciales. Al principio, nos rehusamos a venderla porque nos avergonzaba entregarla en tales condiciones insolubles y deplorables. Pero los caballeros dijeron que ese no era problema, que ellos mismos se encargarían de todos los arreglos. Y estaban muy ansiosos por firmar el contrato y cerrar el acuerdo. Después de unas horas de arduas negociaciones, cerramos el trato. El terreno les será entregado en dos días. Pero ayer pasaron una serie de cosas extrañas, que se resume que en total tres personas, dos hombres y una mujer, se interesaron en comprar la propiedad. Realmente estaban muy ansiosas por adquirirla. Les dijimos que ya habíamos cerrado el trato con otras personas, pero no se rindieron y ofrecieron pagarnos hasta el triple de lo que nosotros la vendimos. No había manera de hacerlos cambiar de opinión, hasta que cedieron a la situación y se retiraron.

_ ¿Fueron los tres juntos o por turnos?_ preguntó Dortmund.

_ Por turnos separados. No sé, pero hay algo inquietante en todo este asunto. Tengo la intuición de que así es y usted sabe inspector que la intuición de una mujer siempre es asunto serio y bien a considerar. Espero que usted pueda descubrirlo porque no me cierra la insistencia en querer comprar una casa abandonada habiendo otras mil veces mejores que ésa y por el mismo precio o más baratas, inclusive.

_ Su intuición es sabia, señorita Teruel. Hay realmente algo extraño de fondo y tengo una vaga idea de lo que puede llegar a ser, aunque no quiero aventurarme a conjeturar todavía nada sin pruebas. Dígame una cosa, ¿a cuánto vendió la vieja casa del señor Griera?

_ En ochocientos mil dólares.

_ ¿Y, cuál es su valor real de venta?

_ Sesenta y cinco mil dólares. Las otras personas que vinieron llegaron a ofrecernos hasta cuatro millones por ella. ¿Todo eso por una mísera propiedad abandonada? ¿A qué responde todo eso?

_ Seguramente, haya oculto algo de mucho valor, que más de uno está interesado en recuperar_ intercedí._ Puede ser mucho dinero en efectivo, lingotes de oro, joyas de todo tipo y tamaño, una colección de cuadros muy importantes...

_ Esas explicaciones suyas, doctor_ dijo Dortmund,_ responden más a la creatividad de un escritor de misterio que a la realidad misma.

_ ¿Supone que se trata de algo completamente distinto?

_ No lo supongo, lo afirmo. Algo muy distinto y más profundo_ y dirigiéndose de nuevo hacia nuestra visitante, añadió._ Señorita Teruel, ¿conoció en persona al señor Griera?

_ No. Su rostro no era muy popular que digamos. Cualquiera podía cruzarlo por la calle sin siquiera llegar a saberlo nunca_ repuso la muchacha.

_ Y si le muestro una serie de fotos, ¿podría reconocer a los caballeros que la visitaron ayer preguntando por la propiedad?

_ Por supuesto que sí.

_ Entonces, la contactaré en breve para que lo haga.

La despidió amablemente y volvió enseguida a reunirse conmigo.

_ Créame que no entiendo demasiado sus intenciones, Dortmund_ le dije a mi amigo, contrariado.

_ Dígame, doctor_ me replicó._ ¿Qué fue lo primero que llamó su atención de la simple pero interesante historia que nos contó la señorita Teruel?

_ Que el señor Griera se suicidó con veneno. Nunca escuché de alguien que recurriera a semejante método.

_ ¡Exacto! Bravo, doctor. Ahí tenemos la punta del ovillo. Ahora mire estos artículos de diario que salieron publicados durante estos últimos días.

Los titulares expresaban más o menos lo siguiente:

 

"Banda de ladrones sofisticada robó más de diez millones de dólares de un banco de Arizona, en Estados Unidos. Todavía el FBI no pudo dar con ellos y creen que por estas horas habrían abandonado el país"

 

"La Justicia argentina investiga asociación ilícita entre un juez Civil y unos agentes financieros que se hacen pasar por acreedores para estafar a grandes instituciones. El juez firmaría falsos embargos y falsas licitaciones para beneficiar a sus acreedores y él luego cobra un porcentaje de ésa transacción por su fraude. Hay un juez en la mira, pero no hay nada en su contra ni nada que permita identificar a los falsos acreedores involucrados en el fraude".

 

"El propietario de un colegio privado de Capital se suicidó usando veneno. La Policía descubrió que unos días antes del hecho, la víctima compró una parcela en el cementerio de Chacarita donde fue enterrado después de que el forense realizara la autopsia y los peritos avalaran la hipótesis del suicidio al descartarse presencia de terceros de la escena".

                                                                                                                                                                          

_ Créase o no, doctor, los tres casos están relacionados entre sí_ dijo mi amigo con ímpetu._ Le mostraré una foto muy peculiar a la señorita Teruel y su respuesta confirmará si tengo razón o no.

Me mostró la foto en cuestión y me quedé estupefacto al contemplarla. Y la señorita Rosalía Teruel la identificó positivamente como al menos uno de los hombres que fueron a su inmobiliaria a preguntar por la vieja propiedad del señor Manuel Griera. Pero mi amigo estaba convencido que los dos eran uno sólo y la mujer que fue por su cuenta, sería su cómplice.

_ Robo de identidad, fraude, estafa, asesinato, un falso suicidio... Esta historia lo tiene todo_ empezó explicando emocionado el inspector._ El modo que eligió el señor Griera para suicidarse y el ofrecimiento en dólares que hicieron para comprar la morada me pusieron sobre la pista cuando recordé los tres artículos del diario que le mostré antes, doctor. El mismo hombre ofertó dos veces cuatro millones y su cómplice, dos millones. El total de las tres ofertas iguala a la cantidad robada en Estados Unidos. Supóngase que robaron en otros países de América y esconden muy bien la plata en fondos falsos de valijas, bolsos y demás accesorios de viaje para que la Aduana no los detecte al arribar al país. Una vez en suelo argentino, tienen que sí o sí ocultar el motín. ¿Qué mecanismo emplearía usted, doctor, para esconder dinero robado y traído ilegítimamente desde afuera?

_ Lo lavaría, sin dudas, para darle apariencia legal. Conque, de eso se trata, ¿no?

_ Hoy está más lúcido que otras veces. Admirable su razonamiento. ¿Y qué mejor lugar para lavar todo ese caudal de dinero que un colegio privado? Pero, para eso, tienen que matar al verdadero dueño de la institución.

_ ¿Por qué ése colegio y no otro?

_ Porque estaba en quiebra y hacer el resto sería tarea sencilla para esta banda. Primero, falsifican identificaciones y actas del señor Manuel Griera para reservar bajo su nombre una parcela en el cementerio con cualquier excusa convincente, como alguna clase de enfermedad terminal o cosas por el estilo. Una vez alcanzado dicho objetivo, lo asesinan, entierran el cuerpo allí y uno de los integrantes de la banda toma su lugar, lo que resulta demasiado sencillo porque su cara no es conocida entre la gente de afuera. Termina de llevar la entidad hasta la quiebra definitiva y ya con ésa excusa, su reemplazante toma una dosis justa y medida de tetrodotoxina. Ése veneno, que se extrae del pez globo, es muy reverente en Estados Unidos. Este punto coincide con el robo consumado allá. La dosis mínima de tetrodotoxina disminuye hasta el más bajo nivel las pulsaciones imitando así un estado inerte que aparenta la muerte durante unas horas hasta que el efecto va desapareciendo progresivamente y la persona se reincorpora de su estado inducido por completo. Los peritos lo examinan, un falso forense firma el acta de defunción y el asunto está arreglado.

Fíjese que la imagen del señor Manuel Griera que publicaron en los medios es coincidente con la del hombre que visitó a la señorita Teruel a la inmobiliaria. No podían plasmar la foto del genuino señor Griera porque el fraude sería posiblemente descubierto muy pronto.

_ ¿Pero, y sus familiares?

_ ¡No tenía! Por eso fue más que perfecto. Los acreedores reales reclaman la deuda y ésta banda la paga. Y luego se encargan de hacer desaparecer todos los registros de la operación. Después, sencillamente montan la comedia del embargo con la complicidad del juez Civil para mantener el colegio como fachada e intentan recuperar fallidamente la vieja casa del señor Griera, que realmente fue vendida a empresarios extranjeros. Como no pudieron lograrlo en tres oportunidades diferentes, es posible que intenten algún golpe maestro para recuperarla. Por lo pronto, con toda ésa estratagema que orquestaron, se apropiaron brillantemente del colegio, el que seguro se restablecerá después de una serie de trámites burocráticos y legales, y seguirá funcionando como hasta hace un año, pero ésta vez desde cero. La escuela funciona y el negocio del dinero lavado lo pueden llevar a cabo sin inconvenientes, a la vez que recaudan la plata de las mensualidades que pagan los padres de los estudiantes que concurren al establecimiento como pantalla, ya que no dudo que alegarán falazmente que el dinero lavado ahí mismo se corresponde con el pago de las cuotas en cuestión. Pero tienen que recuperar necesariamente la casa abandonada que perteneció alguna vez al señor Manuel Griera para no dejar cabos sueltos. Y supongo que para eso, como la propiedad tiene que ser íntegramente restaurada, fingirán ser los contratistas encargados de llevar adelante todas las reparaciones demandadas contractualmente. Hay que ponerlo ya mismo en aviso al capitán Riestra.

_ ¿No podemos hacer algo nosotros mismos?

_ ¿No ve que no poseo ninguna evidencia que respalde la historia?

_ El cadáver del verdadero señor Griera resultaría una prueba irrefutable, Dortmund.

_ Pero, para desenterrarlo, hay que pedirle una orden de exhumación a un juez basada en argumentos lógicos. Y mientras decide si acepta o rechaza la solicitud, esta banda tiene mucho tiempo para remover el cuerpo, ocultarlo en otro sitio  y reemplazarlo por algo que permita darle solidez a todo su brillante ardid. No, hay que esperar a que den el próximo paso y hacerlos tropezar. Entonces, ahí los detendremos y sabremos quiénes son, los crímenes que cometieron, en dónde los cometieron, quiénes son sus cómplices y demás.

_ Es frustrante cuando se sabe la verdad, pero no se puede actuar.

_ No lo es, sin embargo, saber que nosotros somos más inteligentes que ellos. Es cuestión de tiempo, nada más.

_ ¿Ya pensó en algo, entonces?

_ Usted y yo sabemos muy bien quién es la misteriosa mujer que está con ellos. Así que, estimo que comprenderá porque le digo que será tarea sencilla sacarles la casa a los empresarios extranjeros que la adquirieron.

Y me guiñó el ojo con insolencia. Yo lo miré estupefacto y gravemente curioso e insatisfecho.

_ Siento que se está reservando algún tipo de información que se niega a compartir conmigo.

_ Sólo le diré que el capitán Riestra es un gran hombre, y que conoce muy bien su trabajo y lo que debe hacer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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