La hermosa
joven que se nos presentó a Dortmund y a mí aquélla tormentosa y fría mañana de
julio se llamaba Rosalía Teruel. Era joven, fresca y muy agradable en su trato.
Pero esa vez estaba inquieta y preocupada. Era martillera pública y el motivo
de su consulta iba en detrimento con su profesión. Después de las presentaciones formales y
de rigor, mi amigo la invitó a ponernos al tanto de su problema.
_ Seré muy
breve_ dijo_ porque no soy buena relatando historias y mucho menos adornándolas
con detalles y cosas por el estilo. Les diré los hechos en sí tal como
sucedieron y júzguenlo ustedes mismos por sus propios medios.
En la
esquina de Irigoyen y Falcón, en Villa Luro, hay una casa que perteneció tiempo
atrás al dueño de un prestigioso colegio privado de la zona, el señor Manuel
Griera. La escuela República de Noruega, tal era el nombre de la institución,
fue bajando la calidad de su enseñanza paulatinamente, lo que hizo que muchos
padres desistieran de seguir llevando a sus hijos ahí y que consecuentemente
llevó a la quiebra de la entidad a los pocos meses. Cuando el colegio cerró
definitivamente sus puertas hace un año atrás, las deudas asomaban por todos
lados. Y como no podía saldarlas y carecía de recursos para juntar todo el
total de lo que debía, puso como garantía su casa y asfixiado por perderlo
todo, se suicidó hace seis meses atrás envenenándose. La Policía certificó que
el señor Griera mezcló en un vaso de ron una dosis letal de un veneno que no
dieron a conocer porque la causa se encontraba bajo secreto de sumario y lo
bebió hasta la última gota.
Se supo a
los pocos días que los tasadores asignados por los acreedores rechazaron tomar
la casa como garantía de pago porque su valor era muy inferior al dinero que
debía. Por el contrario, solicitaron una autorización legal de un juez Civil
para embargar el colegio y cobrar de allí las deudas. El juez aceptó y la
operación se concretó hace poco más de un mes.
Fue cuando
se abrió la licitación, que mis socios y yo ganamos, para que alguna
inmobiliaria de la zona vendiera la casa. Pero en seis meses, la vieja casa de
Manuel Griera se desvencijó más de lo que estaba y la humedad la estropeó casi
por completo, dejándola prácticamente en ruinas. La pusimos en venta por
obligación, sin la esperanza de que alguien la comprara. Pero vinieron de la
nada unos empresarios extranjeros y nos ofrecieron una gran suma para comprar
el terreno de la casa porque querían abrir un pequeño negocio textil y el lugar
se ajustaba perfectamente a sus necesidades comerciales. Al principio, nos
rehusamos a venderla porque nos avergonzaba entregarla en tales condiciones
insolubles y deplorables. Pero los caballeros dijeron que ese no era problema,
que ellos mismos se encargarían de todos los arreglos. Y estaban muy ansiosos
por firmar el contrato y cerrar el acuerdo. Después de unas horas de arduas negociaciones,
cerramos el trato. El terreno les será entregado en dos días. Pero ayer pasaron
una serie de cosas extrañas, que se resume que en total tres personas, dos
hombres y una mujer, se interesaron en comprar la propiedad. Realmente estaban
muy ansiosas por adquirirla. Les dijimos que ya habíamos cerrado el trato con
otras personas, pero no se rindieron y ofrecieron pagarnos hasta el triple de
lo que nosotros la vendimos. No había manera de hacerlos cambiar de opinión,
hasta que cedieron a la situación y se retiraron.
_ ¿Fueron
los tres juntos o por turnos?_ preguntó Dortmund.
_ Por turnos
separados. No sé, pero hay algo inquietante en todo este asunto. Tengo la
intuición de que así es y usted sabe inspector que la intuición de una mujer
siempre es asunto serio y bien a considerar. Espero que usted pueda descubrirlo
porque no me cierra la insistencia en querer comprar una casa abandonada
habiendo otras mil veces mejores que ésa y por el mismo precio o más baratas,
inclusive.
_ Su
intuición es sabia, señorita Teruel. Hay realmente algo extraño de fondo y
tengo una vaga idea de lo que puede llegar a ser, aunque no quiero aventurarme
a conjeturar todavía nada sin pruebas. Dígame una cosa, ¿a cuánto vendió la
vieja casa del señor Griera?
_ En
ochocientos mil dólares.
_ ¿Y, cuál
es su valor real de venta?
_ Sesenta y
cinco mil dólares. Las otras personas que vinieron llegaron a ofrecernos hasta
cuatro millones por ella. ¿Todo eso por una mísera propiedad abandonada? ¿A qué
responde todo eso?
_
Seguramente, haya oculto algo de mucho valor, que más de uno está interesado en
recuperar_ intercedí._ Puede ser mucho dinero en efectivo, lingotes de oro,
joyas de todo tipo y tamaño, una colección de cuadros muy importantes...
_ Esas
explicaciones suyas, doctor_ dijo Dortmund,_ responden más a la creatividad de
un escritor de misterio que a la realidad misma.
_ ¿Supone
que se trata de algo completamente distinto?
_ No lo
supongo, lo afirmo. Algo muy distinto y más profundo_ y dirigiéndose de nuevo
hacia nuestra visitante, añadió._ Señorita Teruel, ¿conoció en persona al señor
Griera?
_ No. Su
rostro no era muy popular que digamos. Cualquiera podía cruzarlo por la calle
sin siquiera llegar a saberlo nunca_ repuso la muchacha.
_ Y si le
muestro una serie de fotos, ¿podría reconocer a los caballeros que la visitaron
ayer preguntando por la propiedad?
_ Por
supuesto que sí.
_ Entonces,
la contactaré en breve para que lo haga.
La despidió
amablemente y volvió enseguida a reunirse conmigo.
_ Créame que
no entiendo demasiado sus intenciones, Dortmund_ le dije a mi amigo,
contrariado.
_ Dígame,
doctor_ me replicó._ ¿Qué fue lo primero que llamó su atención de la simple
pero interesante historia que nos contó la señorita Teruel?
_ Que el
señor Griera se suicidó con veneno. Nunca escuché de alguien que recurriera a
semejante método.
_ ¡Exacto!
Bravo, doctor. Ahí tenemos la punta del ovillo. Ahora mire estos artículos de
diario que salieron publicados durante estos últimos días.
Los
titulares expresaban más o menos lo siguiente:
"Banda de ladrones
sofisticada robó más de diez millones de dólares de un banco de Arizona, en
Estados Unidos. Todavía el FBI no pudo dar con ellos y creen que por estas
horas habrían abandonado el país"
"La Justicia argentina
investiga asociación ilícita entre un juez Civil y unos agentes financieros que
se hacen pasar por acreedores para estafar a grandes instituciones. El juez
firmaría falsos embargos y falsas licitaciones para beneficiar a sus acreedores
y él luego cobra un porcentaje de ésa transacción por su fraude. Hay un juez en
la mira, pero no hay nada en su contra ni nada que permita identificar a los
falsos acreedores involucrados en el fraude".
"El propietario de un
colegio privado de Capital se suicidó usando veneno. La Policía descubrió que unos
días antes del hecho, la víctima compró una parcela en el cementerio de
Chacarita donde fue enterrado después de que el forense realizara la autopsia y
los peritos avalaran la hipótesis del suicidio al descartarse presencia de
terceros de la escena".
_ Créase o
no, doctor, los tres casos están relacionados entre sí_ dijo mi amigo con ímpetu._
Le mostraré una foto muy peculiar a la señorita Teruel y su respuesta confirmará si tengo razón o no.
Me mostró la
foto en cuestión y me quedé estupefacto al contemplarla. Y la señorita Rosalía Teruel
la identificó
positivamente como al menos uno de los hombres que fueron a su inmobiliaria a
preguntar por la vieja propiedad del señor Manuel Griera. Pero mi amigo estaba
convencido que los dos eran uno sólo y la mujer que fue por su cuenta, sería su
cómplice.
_ Robo de
identidad, fraude, estafa, asesinato, un falso suicidio... Esta historia lo
tiene todo_ empezó explicando emocionado el inspector._ El modo que eligió el señor Griera para
suicidarse y el ofrecimiento en dólares que hicieron para comprar la morada me
pusieron sobre la pista cuando recordé los tres artículos del diario que le
mostré antes, doctor. El mismo hombre ofertó dos veces cuatro millones y su
cómplice, dos millones. El total de las tres ofertas iguala a la cantidad
robada en Estados Unidos. Supóngase que robaron en otros países de América y
esconden muy bien la plata en fondos falsos de valijas, bolsos y demás
accesorios de viaje para que la Aduana no los detecte al
arribar al país. Una vez en
suelo argentino, tienen que sí o sí ocultar el motín. ¿Qué mecanismo emplearía
usted, doctor, para esconder dinero robado y traído ilegítimamente desde
afuera?
_ Lo
lavaría, sin dudas, para darle apariencia legal. Conque, de eso se trata, ¿no?
_ Hoy está
más lúcido que otras veces. Admirable su razonamiento. ¿Y qué mejor lugar para
lavar todo ese caudal de dinero que un colegio privado? Pero, para eso, tienen
que matar al verdadero dueño de la institución.
_ ¿Por qué
ése colegio y no otro?
_ Porque
estaba en quiebra y hacer el resto sería tarea sencilla para esta banda.
Primero, falsifican identificaciones y actas del señor Manuel Griera para
reservar bajo su nombre una parcela en el cementerio con cualquier excusa
convincente, como alguna clase de enfermedad terminal o cosas por el estilo.
Una vez alcanzado dicho objetivo, lo asesinan, entierran el cuerpo allí y uno
de los integrantes de la banda toma su lugar, lo que resulta demasiado sencillo
porque su cara no es conocida entre la gente de afuera. Termina de llevar la
entidad hasta la quiebra definitiva y ya con ésa excusa, su reemplazante toma
una dosis justa y medida de tetrodotoxina. Ése veneno, que se extrae del pez
globo, es muy reverente en Estados Unidos. Este punto coincide con el robo
consumado allá. La dosis mínima de tetrodotoxina disminuye hasta el más bajo
nivel las pulsaciones imitando así un estado inerte que aparenta la muerte durante
unas horas hasta que el efecto va desapareciendo progresivamente y la persona
se reincorpora de su estado inducido por completo. Los peritos lo examinan, un
falso forense firma el acta de defunción y el asunto está arreglado.
Fíjese que
la imagen del señor Manuel Griera que publicaron en los medios es coincidente
con la del hombre que visitó a la señorita Teruel a la inmobiliaria. No podían
plasmar la foto del genuino señor Griera porque el fraude sería posiblemente
descubierto muy pronto.
_ ¿Pero, y
sus familiares?
_ ¡No tenía!
Por eso fue más que perfecto. Los acreedores reales reclaman la deuda y ésta
banda la paga. Y luego se encargan de hacer desaparecer todos los registros de
la operación. Después, sencillamente montan la comedia del embargo con la
complicidad del juez Civil para mantener el colegio como fachada e intentan recuperar
fallidamente la vieja casa del señor Griera, que realmente fue vendida a
empresarios extranjeros. Como no pudieron lograrlo en tres oportunidades
diferentes, es posible que intenten algún golpe maestro para recuperarla. Por
lo pronto, con toda ésa estratagema que orquestaron, se apropiaron
brillantemente del colegio, el que seguro se restablecerá después de una serie
de trámites burocráticos y legales, y seguirá funcionando como hasta hace un
año, pero ésta vez desde cero. La escuela funciona y el negocio del dinero
lavado lo pueden llevar a cabo sin inconvenientes, a la vez que recaudan la
plata de las mensualidades que pagan los padres de los estudiantes que
concurren al establecimiento como pantalla, ya que no dudo que alegarán falazmente
que el dinero lavado ahí mismo se corresponde con el pago de las cuotas en
cuestión. Pero tienen que recuperar necesariamente la casa abandonada que
perteneció alguna vez al señor Manuel Griera para no dejar cabos sueltos. Y
supongo que para eso, como la propiedad tiene que ser íntegramente restaurada,
fingirán ser los contratistas encargados de llevar adelante todas las
reparaciones demandadas contractualmente. Hay que ponerlo ya mismo en aviso al
capitán Riestra.
_ ¿No
podemos hacer algo nosotros mismos?
_ ¿No ve que
no poseo ninguna evidencia que respalde la historia?
_ El cadáver
del verdadero señor Griera resultaría una prueba irrefutable, Dortmund.
_ Pero, para
desenterrarlo, hay que pedirle una orden de exhumación a un juez basada en argumentos
lógicos. Y mientras decide si acepta o rechaza la solicitud, esta banda tiene
mucho tiempo para remover el cuerpo, ocultarlo en otro sitio y reemplazarlo por algo que permita darle
solidez a todo su brillante ardid. No, hay que esperar a que den el próximo
paso y hacerlos tropezar. Entonces, ahí los detendremos y sabremos quiénes son,
los crímenes que cometieron, en dónde los cometieron, quiénes son sus cómplices
y demás.
_ Es
frustrante cuando se sabe la verdad, pero no se puede actuar.
_ No lo es,
sin embargo, saber que nosotros somos más inteligentes que ellos. Es cuestión
de tiempo, nada más.
_ ¿Ya pensó
en algo, entonces?
_ Usted y yo sabemos muy bien quién es la misteriosa mujer
que está con ellos. Así que, estimo que comprenderá porque le digo que será
tarea sencilla sacarles la casa a los empresarios extranjeros que la
adquirieron.
Y me guiñó el ojo con insolencia. Yo lo miré estupefacto y gravemente
curioso e insatisfecho.
_ Siento que se está reservando algún tipo de información
que se niega a compartir conmigo.
_ Sólo le
diré que el capitán Riestra es un gran hombre, y que conoce muy bien su trabajo
y lo que debe hacer.
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